domingo, 15 de abril de 2012

No somos unos santos

La movilidad de las personas en Lima viene siendo aquejada por un caos enorme, fruto del desorden de los sistemas de transporte y la poca visión de nuestras autoridades, que no se atreven a ver a la ciudad como un conjunto de factores e insisten en verla como un conjunto de items, es muy difícil que algún alcalde; por ejemplo, sepa siquiera cual es la diferencia entre movilidad urbana y transporte, y por ende se limiten a pensar siempre en transporte dejando de lado una serie de aspectos importantes para el buen funcionamiento de la ciudad y, si a eso le agregamos que cuando piensan en transporte ni siquiera piensan en todos los medios y sistemas de transporte urbano o en muchos casos ni siquiera saben cual es la diferencia entre medios y sistemas, y para echarle más leña al fuego, la mayoría nunca contempla todos los medios de transporte, sino que deciden limitarse a ordenar y priorizar el transporte motorizado.


Si a eso le sumamos que la cultura vial de muchos conductores y peatones y en fin, de la gran mayoría de nuestra sociedad es en el mejor de los casos básica y en la gran mayoría inexistente y digna de la más espesa jungla de cemento, pues tenemos todos los elementos para un buen sancochado muy difícil de digerir para esta sociedad que cada día zozobra en el stress, el ruido, la violencia, la inseguridad y la contaminanción.


Pero no podemos omitir lo evidente; todos somos parte de esta sociedad, cada uno de nuestros actos construye día a día la realidad que vivimos; todos estamos conectados y somos interdependientes, y tanto afecta a mi vida el conductor irresponsable como el peatón distraído, de la misma forma que el conductor responsable y es peatón atento. ¿Acaso las cosas no están tan mal como para nosotros decidir deliberadamente empeorarlas? o ¿Acaso están tan bien como para decidir que sigan su curso y no hacer nada por cambiarlas?


Como ciclista debo admitir que como todos los actores de la sociedad limeña o peruana o mundial, de la movilidad urbana del sitio en que habitamos y por el que nos desplazamos; los ciclistas no somos unos santos. Por ende no estamos exentos del problema, sino estamos inmersos en él, somos parte de él y muchas veces somos también los que generamos el problema. ¿O no? pues bueno para los incrédulos les dejo una serie de vídeos y anécdotas, (Propias y ajenas) que ilustran lo que quiero decir:


1. Si toma no... ¿Camine?.


¿Quien no recuerda esta célebre noticia de la pobre mujer (por llamarla de alguna manera) que totalmente ebria literalmente paralizó el metro de Boston? a partir de la difusión de esta noticia la frase pasó de ser, si toma no maneje a: Si toma no camine y es que era evidente que la pobre había llegado a la estación viva de milagro, porque en ese estado solo la buena suerte la pudo haber ayudado a no chocar con algún auto, peatón, animal, bache o escalón que se le presentara en el camino, para finalmente llegar sana y salva a la estación del metro y poder tranquilamente desplomarse en plena vía del tren. Para su suerte salió viva pero no se si coleando de tanto golpe que se mandó.


Si no puedes ver el video dale click Aquí

Está claro que la susodicha ponía en grave peligro su vida al desplazarse en ese estado por la ciudad pero ¿Acaso no también ponía en peligro la vida de la gente que se cruzaba en su camino? sin ir más lejos el stress que pasaron los pobres viejitos que la ayudaron a salir con vida de aquel trance, imaginen todas las pericias de los infortunados conductores automovilísticos para evitar atropellarla, siendo que la pobre no podía siquiera caminar en línea recta. Queda entonces para el libro de todo transeúnte: Si toma no camine.


¿Pero acaso esa premisa no se aplica también a los ciclistas? pues por supuesto que si; me permitiré contarles lo que le pasó a mi amigo M, el solía desplazarse en bicicleta a todos lados, no habían fronteras ni distancias demasiado largas para él. Un día, ya llegando a su casa se encontró con el que me imagino era un amigo entrañable y decidieron tomarse unas chelitas en casa del amigo, que a decir verdad no estaba tan lejos de la casa de M. Tragos van, tragos vienen, pero M no se detiene y a cierta hora decide irse a su casa a descansar, se sube a su bicicleta y entre la tranquilidad de la madrugada y el efecto de los tragos, llevó a cabo toda una hazaña ciclística: Manejar dormido; nadie sabe cuanto duró tamaña hazaña, solo quedó entre M y el guachimán el recuerdo imborrable de como acabó. M no sabe si lo que lo despertó fue el golpe de la brutal caída o las carcajadas incontenibles del guachimán, evidentemente manejando dormido no se podía llegar muy lejos, y felizmente cayo al piso antes de chocar con un auto o empotrarse en alguna reja.


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¿Moraleja? bebamos responsablemente, ya sea que manejemos, caminemos o pedaleemos, no hay excusa para ponernos en peligro y mucho menos para poner en peligro a los demás.


2. Se le vaciaron los frenos..... a la Bicicleta.


Se habla constantemente de los accidentes causados por la poca o nula cultura de la prevención tanto de peatones como de conductores, sobre todo ahora con todo este lío de las revisiones técnicas y la antigüedad de nuestro parque automotor. ¿Pero acaso las bicicletas no necesitan también mantenimiento? En el Reglamento Nacional de Transito, no te dicen nada acerca de llevar casco o ceder el paso a los transeúntes o si podemos subir a la vereda o no; pero si nos dicen que tenemos que tener los frenos de nuestra bicicleta en buen estado. Considerándolo ahora creo que es parte de la cultura de prevención, se preguntan ¿Por que hago la aclaración de ahora? Pues bien  debo confesar que he obrado mal, por mi culpa, por mi culpa por mi gran culpa. Eran los tiempos en los que usaba la antigua bicicleta, que cada día estaba peor, había llegado a un punto en que me dijeron que no le podían arreglar el freno porque era un sistema muy antiguo y al parecer en la última revisión le habían perdido una pieza necesaria para que funcione bien. Me ofrecieron ponerle un freno a contra pedal pero ni loca acepté, nunca me he acostumbrado a esos frenos y en el trébol si que necesitaba frenar todo el tiempo, decidí que simplemente le acortaran el cable lo más posible, pero el resultado fue peor de lo esperado, prácticamente no volvió a funcionar, era el freno de adelante, pero el de atrás si funcionaba perfectamente, así que dije, bueno, si el de atrás funciona no hay ningún problema, y en realidad no hubo ningún problema hasta el día en que me desplazaba de regreso a mi casa por la Av. Caballini, y escuché mi celular timbrar, decidí que podía contestar el celular mientras me ponía a un costado de la vía y frenaba, así que contesté con la mano derecha y me dispuse a frenar con la izquierda pero ¡Oh sorpresa! la bicicleta nunca frenó y me terminé chocando con el sardinel de un jardín, haciendo tanto ruido que un conductor salió asustado de su vehículo estacionado para ver si me había hecho daño, felizmente lo único que salió gravemente herido fue mi orgullo ¿Qué había pasado? pues frené con la mano que activaba el freno malogrado, me había acostumbrado tanto a frenar con las dos manos y que la bici siempre respondiera bien, que ya no era consciente de que el freno de adelante no funcionaba.


Algo similar le pasó a mi amigo J aunque no del todo igual, él tenía el mismo problema con el freno, el de adelante no funcionaba, sabe Dios por cuanto tiempo que ya se había acostumbrado a que no frenara, hasta que decidió cambiarlo. Un día iba manejando muy rápido por la ciclovía y algo lo hizo apretar el freno de adelante, que según él no funcionaba, como dije antes ¡Oh sorpresa! el freno funcionó perfectamente, y producto de la brusca frenada salió volando y cayó pesadamente en medio de la ciclovía, ¿Los resultados? pueden verlos en las fotos que el mismo me mandó:


Brazo enyesado y pie hinchado, fotos proporcionadas por J 
(J, si quieres que ponga tu nombre avísame no más jajajaj )

3. Conductor, no use el celular mientras maneja.


Hemos escuchado hasta la saciedad sobre por qué los conductores no deben usar teléfono celular mientras manejan, incluso he visto un reporte sobre lo peligroso que resulta hablar por celular en un grifo o una estación de servicio, y después de los que les conté lineas arriba la verdad es que yo nunca he vuelto a contestar llamadas hasta que no haya frenado y no me haya estacionado en un lugar seguro; incluso mis familiares y amigos saben que en determinadas horas no deben llamarme pues es muy probable que no conteste porque estoy manejando. Pero créanlo o no, he visto no solo a conductores cometer imprudencias por conversar por celular mientras manejan,  he visto a un chico cruzar la Av. San Borja Norte manejando su bicicleta mientras hablaba por un celular que sostenía con la mano izquierda, bueno dije, será un ratito, será algo urgente, será estrictamente necesario... Ambos continuamos por la ciclovía de la Av. el Bosque, y el susodicho seguía hablando por celular; y siguió así hasta de por fin lo perdí de vista, el cruzar la Av. San Borja Sur, es decir, al menos 5 minutos así ¿Era una emergencia? ¿Era necesario? ¿Era seguro? ¿Era responsable? yo creo que no.


Fuente: Derecho Penal


Es más yo voy más allá, y tal vez les parezca retrógrada o anticuada, pero creo que la gente no debería ni caminar, ni montar bici ni conducir un vehículo motorizado con los audífonos o hands free colocados ¿Por que?, pues muy simple, porque disminuyen su capacidad de alerta y concentración, en mi caso, yo me guío mucho de los sonidos para manejar de manera segura, puedo escuchar cuando otro ciclista está detrás mío y me quiere adelantar, cuando hay un corredor cerca, o cuando un auto viene detrás mio hasta a una cuadra de distancia o al cruzar una esquina, sobre todo de día, mis oídos captan si hay autos en las cercanías ajenas a mi campo visual. Mi bici está bien equipada, cuenta con luces, reflectores y timbre,  me imaginaba que con eso sería suficiente para avisar a los peatones distraídos de mi presencia pero no, los que se dan cuenta de mi presencia por las luces, son los que están muy atentos a lo que pasa a su alrededor, nunca usan audífonos, así no vean la luz y la luz les caiga en la espalda, su nivel de concentración es tal que podría decirse que intuyen que algo sucede y voltean, al verme se hacen a un lado sin molestarse; cuando van conversando y no se percatan de la luz, el timbre suele ser suficiente para que volteen y tomen sus precauciones, de no ser así bajo la velocidad y pido permiso máximo dos veces, no porque yo vaya muy rápido y quiera pasar por encima de ellos, sino por simple acto de prevención. Pero con una persona con los audífonos puestos, tenga yo todas las luces prendidas, toque el timbre, le pida permiso, le haga señas, vaya en trayectoria directa de colisión, nada es suficiente para que se den cuenta de lo que pasa a su alrededor, alguna vez he tenido que esquivar violentamente a alguno que de improviso cruzó delante mío sin poder evitar golpearlo en el brazo con el timón. Ustedes dirán: Que irresponsable eres Ale, ¡al peatón se le respeta! y yo digo, si, tienen toda la razón, debo ser más cuidadosa. Pero luego me mato de risa cuando veo un par de peatones distraídos chocar frontalemente en medio de la pista donde no hay más peatones que ellos, no hay ciclistas, no hay carros, no hay nadie más que ellos y sus audífonos por supuesto. Y es que es verdad, no es solo porque yo lo diga o yo lo crea, los audífonos no nos permiten concentrarnos en lo que hacemos y nos asilan de los sonidos del ambiente, nos abstraen de la realidad, nos ponen en desventaja frente a cualquier peligro y nos hacen poner en peligro a los demás, ya sea que conduzcamos, manejemos bicicleta o patineta o camineos o patinemos. 


Y ni siquiera hablemos de las graves consecuencias de enviar mensajes de texto mientras nos desplazamos por la ciudad, anoche me crucé con un ciclista enviando mensajes de texto mientras manejaba su bici por la Av. Las Palmeras, felizmente le toqué el timbre porque sino se podía haber chocado conmigo, a pesar de que yo estaba estacionada esperando para cruzar. Yo creo que eso es igual o peor que manejar dormido, si hasta caminar mandando mensajes de texto puede tener nefastas consecuencias, ¡Imagínense lo que le podría pasar a un ciclista!



Si no puedes ver el video dale click Aquí
4 ¡Cuidado! peatones imprudentes.


Y hablando de que a los peatones se les respeta, pues si, he de reconocer que muchas veces he renegado de ellos, muchas veces he querido que desaparezcan, muchas veces he estado a punto de atropellarlos cuando cruzan de improviso y sin fijarse, cuando repentinamente cambian de rumbo, cuando cruzan con el semáforo en rojo o corren con el semáforo en ámbar, cuando suben las rampas del trébol leyendo el periódico, o bajan corriendo y haciendo zig zag, alguna vez hasta le dije a una chia: !Señorita, tenga cuidado!, ¡Hace rato que esta que se me cruza y yo hago malabares para no atropellarla!


Fuente: Fotolog


Y es que si pues, muchas veces los peatones no tienen ni idea de cultura vial, pero me guste o no esta es nuestra realidad, esta es mi realidad, y no va a mejorar si yo ando atropellando o golpeando peatones a diestra y siniestra, no va a mejorar así les diga que tengan cuidado o les pida permiso, la única que puede hacer algo para mejorarla soy yo, y lo único que puedo hacer es extremar cuidados, extremar mi sentido de alerta, cultivar en mi la cultura de la prevención, y al fin y al cabo, predicar con el ejemplo.


5. Maneje a la defensiva.


Y en la misma linea de cultivar la cultura de la prevención va esta última reflexión, ¿Qué nos cuesta desacelerar en las esquinas? ¿Qué nos cuesta observar las direccionales de los autos? y así las miremos y estas no se manifiesten ¿Qué nos cuesta observar a los carros?, ¿Qué nos cuesta bajar la velocidad cuando vemos a un peatón distraído? ¿Qué nos cuesta esperar la luz verde del semáforo y respetar la luz roja a sí no pase ningún carro? Dicho sea de paso mi último amago de choque se produjo con otro ciclista, que, a pesar de que todos los carros estaban parados a su alrededor, quiso pasarse la luz roja justo cuando yo cruzaba, ¿Qué le cuesta respetar la ley?  y ¿Qué me cuesta a mi aceptar que siempre habrá alguien; peatón, ciclista o automovilista; que no la quiera respetar y por lo tanto estar preparada y atenta para cualquier eventualidad?


Pues la verdad yo creo que estas y otras prácticas no nos cuestan nada, lo único que nos cuestan es voluntad para sembrar en cada uno de nosotros una cultura de la prevención, a través de un ejercicio consciente de nuestro derecho al libre tránsito y de la responsabilidad de aceptar que no nos desenvolvemos en una realidad perfecta, sino que está en nuestras manos hacerla cada día mejor siendo nosotros mismos mejores. Ojo, cambiar nuestra realidad está en nuestras manos, no en las manos de los demás.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Micha!

      Gracias por leerme y muchas gracias por el comentario,espero que este post, no solo este bueno sino también sirva de algo.

      Un abrazo enorme.

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