lunes, 5 de marzo de 2012

Después de una laaaarga espera

Casi 2 meses habían pasado y no tenía noticias de mi nueva adquisición, estaría en algún lugar del pacífico esperando que las olas la trajeran al Callao, o tal vez en algún almacén de aduanas esperando que la saquen para llegar por fin a mi. Y mientras tanto mi mundo no estaba tan quieto como me hubiera gustado en este clima de cambios por los que estoy atravesando en mi vida personal.

Básicamente había renunciado a mi trabajo emocionada por una nueva posibilidad y se acercaba el día en el que dejaría mi antiguo trabajo para entrar al nuevo; solo me quedaban 2 días en la antigua chamba cuando por fin, la llamada esperada ingresó a mi celular; podía recoger la bicicleta ese mismo día.

Yo por supuesto que estaba preparada, en un deliberado acto de imprudencia cargaba los 1000 soles restantes del pago todos los días en mi bolso esperando el día que me llamaran, y ese día había llegado, no podía esperar para correr por la bici, así que salí corriendo de trabajo, tan rápido como pude hice que mi novio también saliera y fuimos juntos a la tienda; ahí estaba Carlos, en medio de un montón de bicicletas, encontró la mía y se puso a acondicionarla, no pude resistirme y le compré también el Tour Bag y el juego de luces, y cuando por fin estuvo todo instalado, cogimos el primer taxi que nos recogió y enrumbamos a mi casa.


En la sala mi mamá recibía a una visita, algo que casi nunca sucede, pero aún así estaba tan emocionada con la bici que la desempaqué delante de todos, todo era emoción y algarabía, decidí salir a probarla y tan contagiosa era mi alegría que se animaron a  acompañarme mi sobrino y en su bici y mi hermana en su moto, dábamos vueltas al parque en que aprendí a caminar hace tanto tiempo, cuidándonos entre todos avanzábamos a paso de tortuga. Yo empecé a probar todos los cambios, las luces; de pronto no se que se me ocurrió quise hacer algo y me detuve en una rampa, quise mover algo y me di cuenta que tenía que apoyar la bici para hacerlo, intenté mover la patita con el pie, pero como estaba nueva era un poco dura así que lo hice con la mano; en la oscuridad del parque no pude ver bien lo que hacía, si a eso le suman que en ese momento no pensaba de la emoción, pasó lo que tenía que pasar, al tirar de la pata con la mano izquierda no me fijé bien y mi dedo pulgar quedó atrapado en una unión, el dolor me llegó hasta el alma y la presión en el dedo fue tanta que antes de que lograra sacarlo, la yema se me había reventado, cuando por fin pude sacarlo, casi llorando del dolor pude comprobar la magnitud de las cosas, en menos de un minuto tenía el dedo tan hinchado que podía llegar a medir tanto como un limón pequeño. Aguantando el aliento, llamé a mi novio que estaba cuidando a mi sobrino.


-¡Daniel! ¡Daniel! ¡Ayúdame, me he lastimado!
-¿Qué paso?
-Me aplasté el dedo.
-¡Mierda!!! tienes que ir a tu casa ya, ¡Vamos!
-No - Dije dándome cuenta de que mi sobrino estaba solito en la pista - Tu cuida al gordito, yo voy a la casa sola.
-¿Ale que pasó?-Dijo mi sobrino cruzando la pista sin fijarse; todos comprendimos que teníamos que mantener la calma así que eso intentamos.
-Nada gordito, me he hecho una heridita nomas, ya vamos a la casa.


Pedaleando como pude y aún con el alma en un hilo, recorrí las 3 cuadras que me separaban de mi casa, la emoción y el autoestima por los suelos al comprender lo tonta que había sido; una vez adentro, pudimos comprobar que la sangre casi no brotaba porque toda la herida era interna, se podían apreciar hasta dos cortes bajo la piel y uno en la piel, curada y vendada me fui a dormir totalmente desanimada: Solo me quedaban 2 días de chamba y no sabía si podría manejar la bici con ese dedo tan hinchado, poco a poco me fui quedando dormida, arrullada por el fuerte latido de mi dedo inflamado.


Al día siguiente, mis ánimos no eran los mejores, el dedo ya no latía, pero si que me dolía, no tenía el valor para quitarme el vendaje y cambiármelo, me bañé como pude, tratando de no mojármelo, me alisté tristemente y luego pensé: Pucha, si no es ahora ¿cuando?, puedo hacer el esfuerzo de manejar manteniendo el dedo arriba, al menos por un tramo, si ya veo que es muy yuca, tomo taxi pues.


Mi dedo Pulgar izquierdo, dos semanas
después de lastimármelo.


Me enfundé en los guantes con mucho cuidado y me coloqué el casco, alisté todas mis cosas dentro del Tour Bag y me despedí de mi familia.


Pedaleando lento, pero seguro llegué hasta el Trébol, donde pude comprobar lo maravillosos que son los cambios y lo buenos que eran los frenos, tuve problemas con el timón y el asiento, que se hundían, pero nada de consideración. Al fin llegué al trabajo y la bici fue la sensación del día, el tema de conversación y observación, e incluso alguien la armó y desarmó e intentó probarla dentro de la oficina. Yo estaba feliz, llegué a mi casa feliz, a pesar de mi dedo reventado y de los otros 3 dedos que me aplasté ese día aprendiendo a plegarla y desplegarla. La inversión había valido la pena.

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