La verdad es que no tuve que seguir preocupándome por mi ropa en mi nueva
oficina; muy poco tiempo después sobrevinieron unos problemas familiares que me
exigían viajar constantemente; tuve que renunciar entre gallos y medianoche
sintiéndome terrible por hacerlo de forma tan imprevista; pasó el tiempo y
coincidiendo con el amainar de mis problemas se me ofreció un nuevo trabajo y
de cierto modo una vida nueva. Era un empleo temporal en PROLIMA, quedaba en la
cuadra 2 del Jr. Ancash; lo malo fue que ir en bicicleta desde La Molina al
centro de Lima se me hizo impensable más que por la distancia, porque no
encontraba una “ruta segura” la más cercana era de 8 km y pasaba por Santa
Anita, Ate, El agustino, La Victoria y Barrios Altos, la más segura me tomaba
casi 20 km; inviable; renuncié a la bicicleta con la esperanza de que no fuera
por mucho tiempo; la verdad era un trabajo que no me ofrecía expectativas de
quedarme ni de proyectarme a largo plazo y todo indicaba que lo máximo que
duraría allí sería un mes por cuestiones de presupuesto; sin embargo me quedé
allí hasta fin de año (como suele suceder), el trabajo resultó consistir en
recorridos a pie por todo el Centro histórico de Lima, estos recorridos tenían
por objetivo hacer un levantamiento de todos los monumentos históricos
existentes y el estado en que se encontraban, para después hacer una maqueta 3d;
podía pasarme caminando alrededor de 6 kilómetros diarios, en verdad era
interesante, si no fuera porque no pasó
ni un mes y comencé a sufrir dolores en las rodillas, tan intensos que ya no
podía caminar ¿Qué sería? Consulta con un médico por acá, con otro por allá,
radiografía por acullá….
Cuadra 2 del Jr. Ancash
Fuente: Yo
Y nada, todos decían que no había nada, ¿pero cómo
nada? Ya tenía bastante tiempo con el dolor, era insoportable caminar, a veces para
recorrer una distancia de 7 cuadras prefería subirme a la bicicleta, soportar
el dolor de una par de pedaleadas y dejarme llevar por el impulso y así
ahorrarme unos cuantos pasos, la verdad me dolía mucho menos, pero todos los
doctores me decían que ni se me ocurriera subirme a una bicicleta a pesar de
que no encontraban nada… hasta que por fin salió, después de meses de consultas
por fin a alguien se le ocurrió que necesitaba ecografías y resultó que tenía
ambas rodillas con burso-tendinitis, y necesitaba meses de terapia; sobra decir
que todos y cada uno de los especialistas le echó la culpa a la bici, que todos
y cada uno me prohibieron usarla, caminar en exceso y subir cualquier tipo de
escalera, pero que ninguno me dijo exactamente por qué o de qué manera me había
lesionado ¡Ambas Rodillas! Y dar con eso me iba a costar otro dineral de
inversión en peregrinación en consultorios y exámenes médicos. La verdad es que
yo pensaba que no era la bici, porque 7 años atrás había sufrido de algo similar: meses
con dolor y del mismo modo me dijeron que todo estaba bien 7 años atrás ni
tenía bicicleta, lo único en común era que estaba muy ocupada y caminaba
demasiado.
No importaba qué lo había ocasionado, lo que
importaba era que para mí fue lo peor que me pudo pasar en ese momento, me
deprimí mucho, porque se acercaba mi boda y quería bajar de peso y para mí no
había mejor fórmula que la danza contemporánea y la bicicleta, además (y lo más
importante) que esas dos actividades eran las que me aportaban los momentos de
mayor felicidad en mi desorientada vida y ahora tenía que renunciar a las dos
cosas quien sabe por cuánto tiempo; me habían dicho que al menos dos meses y
en dos meses me casaba; quería bailar en mi boda y ni sabía si podría caminar
sobre un par de tacos, y justo ahora se venía todo el ajetreo de los últimos
detalles de la planificación…
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