sábado, 8 de octubre de 2016

La vida te da sorpresas

La verdad es que no tuve que seguir preocupándome por mi ropa en mi nueva oficina; muy poco tiempo después sobrevinieron unos problemas familiares que me exigían viajar constantemente; tuve que renunciar entre gallos y medianoche sintiéndome terrible por hacerlo de forma tan imprevista; pasó el tiempo y coincidiendo con el amainar de mis problemas se me ofreció un nuevo trabajo y de cierto modo una vida nueva. Era un empleo temporal en PROLIMA, quedaba en la cuadra 2 del Jr. Ancash; lo malo fue que ir en bicicleta desde La Molina al centro de Lima se me hizo impensable más que por la distancia, porque no encontraba una “ruta segura” la más cercana era de 8 km y pasaba por Santa Anita, Ate, El agustino, La Victoria y Barrios Altos, la más segura me tomaba casi 20 km; inviable; renuncié a la bicicleta con la esperanza de que no fuera por mucho tiempo; la verdad era un trabajo que no me ofrecía expectativas de quedarme ni de proyectarme a largo plazo y todo indicaba que lo máximo que duraría allí sería un mes por cuestiones de presupuesto; sin embargo me quedé allí hasta fin de año (como suele suceder), el trabajo resultó consistir en recorridos a pie por todo el Centro histórico de Lima, estos recorridos tenían por objetivo hacer un levantamiento de todos los monumentos históricos existentes y el estado en que se encontraban, para después hacer una maqueta 3d; podía pasarme caminando alrededor de 6 kilómetros diarios, en verdad era interesante, si no  fuera porque no pasó ni un mes y comencé a sufrir dolores en las rodillas, tan intensos que ya no podía caminar ¿Qué sería? Consulta con un médico por acá, con otro por allá, radiografía por acullá….

Cuadra 2 del Jr. Ancash
Fuente: Yo

Y nada, todos decían que no había nada, ¿pero cómo nada? Ya tenía bastante tiempo con el dolor, era insoportable caminar, a veces para recorrer una distancia de 7 cuadras prefería subirme a la bicicleta, soportar el dolor de una par de pedaleadas y dejarme llevar por el impulso y así ahorrarme unos cuantos pasos, la verdad me dolía mucho menos, pero todos los doctores me decían que ni se me ocurriera subirme a una bicicleta a pesar de que no encontraban nada… hasta que por fin salió, después de meses de consultas por fin a alguien se le ocurrió que necesitaba ecografías y resultó que tenía ambas rodillas con burso-tendinitis, y necesitaba meses de terapia; sobra decir que todos y cada uno de los especialistas le echó la culpa a la bici, que todos y cada uno me prohibieron usarla, caminar en exceso y subir cualquier tipo de escalera, pero que ninguno me dijo exactamente por qué o de qué manera me había lesionado ¡Ambas Rodillas! Y dar con eso me iba a costar otro dineral de inversión en peregrinación en consultorios y exámenes médicos. La verdad es que yo pensaba que no era la bici, porque 7 años atrás había sufrido de algo similar: meses con dolor y del mismo modo me dijeron que todo estaba bien 7 años atrás ni tenía bicicleta, lo único en común era que estaba muy ocupada y caminaba demasiado.

No importaba qué lo había ocasionado, lo que importaba era que para mí fue lo peor que me pudo pasar en ese momento, me deprimí mucho, porque se acercaba mi boda y quería bajar de peso y para mí no había mejor fórmula que la danza contemporánea y la bicicleta, además (y lo más importante) que esas dos actividades eran las que me aportaban los momentos de mayor felicidad en mi desorientada vida y ahora tenía que renunciar a las dos cosas quien sabe por cuánto tiempo; me habían dicho que al menos dos meses y en dos meses me casaba; quería bailar en mi boda y ni sabía si podría caminar sobre un par de tacos, y justo ahora se venía todo el ajetreo de los últimos detalles de la planificación…

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