sábado, 29 de octubre de 2016

Las cosas que no sabía



En el tópico el doctor ya se había ido; solo había un kinesiólogo que se ofreció a hacerme masajes; Camuchita me dejó en sus manos y regresó a la oficina; el kinesiólogo me preguntó qué había pasado; y debido a que Camuchita le había insistido mucho en que me viera las rodillas antes de irse; me empezó a preguntar por mis lesiones. Muy solícito en kinesiólogo me daba tirones en formas que ya no recuerdo; aprovechando que aún estaba en caliente para que no se me engarrotaran los músculos, hasta que vio mis zapatillas, comenzó a observar mis pies y mis piernas y lo que me dijo a continuación fue para mí una revelación:

-  ¡Siempre usas ese tipo de zapatos?
-  No, la verdad están casi nuevos.
-  ¿Te has dado cuenta de que no son los más adecuados para el problema que tienes en tus pies?
-  ¿Qué? Yo no tengo ningún problema en los pies, mi problema está en las rodillas.
-  No, tu problema está en los pies; ¿Nunca te vio alguien eso?
-  ¿Qué problema tengo en los pies?
-  Pues mira; tienes un arco débil; es algo parecido al pié plano; solo que en tu caso tu si has formado el arco; aunque no ha llegado a formarse como debiera; eso se manifiesta en la forma como pisas; probablemente apoyes los pies demasiado en la cara interna del talón; eso no solo influye en tus pies; sino que tarde o temprano se traslada a las rodillas; y si no se corrige se involucra la cadera e incluso hasta la columna.
-  ¿Qué?

No salía de mi asombro; el kinesiólogo estaba describiendo casi con exactitud como los dolores de mis rodillas, en su punto más insoportable habían llegado a producirme también dolor en la cadera y la zona lumbar

-  ¿Quiere decir que tengo las rodillas lesionadas porque tengo los pies deformes? ¿No era por la bicicleta? - Me aventuré a preguntar.
-  No, no tienes los pies deformes, simplemente el arco no se ha formado completamente, es algo que se puede manejar usando el calzado adecuado; y esos zapatos no son adecuados para ti. La bicicleta es mucho más amable con la articulación de la rodilla que correr, trotar, o incluso caminar, ¿Tu lesión apareció en una época en la que usabas mucho la bicicleta?
-  La verdad es que al contrario; dejé de usar la bicicleta y empecé a caminar mucho por el trabajo; pero los doctores me dijeron que justamente ese cambio era lo que había posibilitado que la lesión se haga evidente; también me dijeron que tenía muy débiles los músculos de las rodillas y que esa era otra de las causas.
-  ¿Caminabas con esos zapatos?
-   No, la verdad es que cuando empecé a caminar lo hacía con ballerinas.
-  ¿Cuánto taco tenían tus ballerinas?
-  Nada… eran planas, para caminar más cómoda, caminaba mucho.
-  ¿Nada de taco? ¿Completamente planas?
-  Así es.
-  Pues entonces no te preocupes por la bicicleta, preocúpate por comprar zapatos adecuados para tus pies y por fortalecer los músculos de las rodillas.
-  ¿Pero qué zapatos son adecuados para mis pies?
-  Los que no están a la moda.
-  ¿Cómo cuáles?
-  No como esos; los zapatos que tú necesitas siempre tienen que tener un taco de entre dos y tres centímetros de alto; no abuses tampoco con la altura del taco; además nunca uses plataformas duras, el golpe del pavimento en el talón se traslada por tus huesos de forma vertical, cuanto más golpees el talón más daño te haces a las articulaciones superiores; es por eso que el talón siempre debe estar elevado entre dos y tres centímetros por encima del metatarso. Te recomiendo que veas a un especialista y que revises tus zapatos cada cierto tiempo; es usual que una persona con tus características desgaste de forma irregular los zapatos; si la suela está irregularmente desgastada tu cuerpo no queda bien equilibrado sobre tus pies, inconscientemente buscas hacer equilibrio y al hacerlo fuerzas tus articulaciones en tobillos y rodillas; eso también te puede producir lesiones; y ya sabes que comprometes a todo tu cuerpo.
-  ¡Nunca me habían dicho eso! ¿Entonces si puedo usar la bicicleta?
-  ¡Claro! pero tienes que tener mucho cuidado; si estas con dolor no es recomendable; tienes que trabajar mucho en fortalecer los músculos de las rodillas, y no solo eso; tienes que aprender a caminar bien, sin golpearte los talones, para no lesionarte más; y cuando te sientas bien puedes usar la bicicleta; teniendo también mucho cuidado en tu postura: al pedalear tus rodillas nunca deben superar la altura de tus caderas; y el manillar siempre debe ser más alto que el asiento para evitar posibles lesiones en la lumbar.
-  ¡Muchas gracias! En serio no sabe cuánto se lo agradezco; sólo una cosa más ¿Qué puedo hacer para aliviar el dolor?
-  Si te duelen las rodillas aplícate hielo encima.
-  Gracias - le respondí riendo -  pero me refería al dolor que me produce el golpe que me hice cuando me di la primera sentada en las escaleras.
-  Para eso también funciona el hielo; y cuanto antes mejor, así que andando; pero ya sabes, tienes que caminar siendo consciente de tus pisadas.
-  ¡Muchas gracias! Hasta luego.

Me fui caminando entre contenta y adolorida; compré una bolsa de tres kilos de hielo en Vivanda y continué mi camino a casa; no salía de mi asombro; el año pasado me habían visto más de tres médicos, había gastado un montón de dinero en consultas, análisis y tratamientos; y ninguno se había fijado en mis pies, a decir verdad casi ninguno de ellos me había creído hasta la ecografía; y un kinesiólogo que no me había cobrado nada me había abierto todo un panorama distinto con solo mirar mis pies. Además yo nunca había estado de acuerdo con lo que los médicos decían; sobre todo porque 7 años antes de esta lesión había pasado por algo muy similar, y en esa oportunidad no practicaba el ciclismo; pero si caminaba mucho. ¿Sería verdad todo lo que me había dicho el kinesiólogo? Solo había una forma de comprobarlo.

Llegué a casa y antes de hacer cualquier cosa me fui directo a buscar mis zapatos de invierno; busqué las botas que me había comprado para caminar en el centro de Lima, esas se habían gastado muy rápido debido  a la intensidad de los recorridos de campo; y habían sido cruciales para poder caminar pese al dolor de las lesiones; las vi, me fijé en los talones; era cierto… ambas suelas tenían un notorio desgaste en la cara interna del taco; la diferencia entre la cara interna y la cara extrema llegaba a ser incluso de un centímetro en el par izquierdo. Yo había tenido razón, no había sido la bicicleta; el kinesiólogo tenía razón, de ahora en adelante tenía que vigilar cada paso que daba…


 
Mis viejas botas gastadas
Fuente: Yo

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