lunes, 26 de marzo de 2012

Pros y Contras

Después de varias vueltas en la bici, he comprobado que es un fenómeno, en todos sitios me preguntan que cuanto me costó, que donde la conseguí, que si hay más grande, que si hay otros colores. Ciclistas anónimos, motociclistas afanadores, guardianes de edificios, estudiantes de danza, arquitectos, colegas, amigos, conocidos y desconocidos. No hay lugar al que haya ido en que no me hayan preguntado por la bici y no ha faltado el pata que se anima a intentar plegarla y desplegarla; incluso un día descubrí a una señora de seguridad filmándome mientras plegaba la bicicleta: ¡Hay disculpe señorita, es que mi hijo no me cree que su bicicleta se desarma, y quería mostrarle... a él le encantan las bicicletas! - explicaba nerviosa mientras no dejaba de filmarme con su celular.


Pero, señoras y señores, la única manera de conocer a una bicicleta, es montándola, y en todos los kilómetros que llevo recorridos he podido identificar cosas que son muy positivas y cosas que no lo son tanto.


-Para gente como yo, que está acostumbrada a una bicicleta muy grande o pesada, puede resultar muy raro manejar una plegable tan chiquita y liviana por primera vez, uno nota desde el primer momento que el timón es inestable, eso genera bastante inseguridad, si le sumamos que las ruedas son tan chiquitas (Aro 20) uno se siente bastante inseguro, sobre todo en las curvas (porque no estás acostumbrado al pequeñísimo radio de giro que luego resulta tan útil). Lo bueno es que no tardas ni una semana en acostumbrarte, yo diría que en un día ya no te percatas del detalle.


-Otro pequeño detalle, es que si no eres muy diestro con las manos (Léase, eres torpe con las manos), al menos durante la primera semana te aplastarás constantemente los dedos en cualquiera de los pasos del plegado y desplegado. Si piensas comprarte una bici plegable, ten en cuenta este detalle, lee bien las instrucciones y realiza el plegado y desplegado con cuidado, (Mi dedo pulgar tardó más de un mes en recuperarse totalmente.). Con la práctica cada vez podrás hacerlo en menos tiempo y con menos problemas.


Foto: Daniel Brenis
Edición: Yo

-El hecho de que el aro sea tan chiquito, limita bastante tu velocidad, en la ciudad no notarás mucho la diferencia, sobre todo si vas de bajada, pero si haces un buen tramo de subida y si no tienes el físico suficiente, tus piernas sufrirán mucho, pues las tendrás que exigir bastante. Otro detalle es que al hacer los cambios se te pueden ir los pies de largo (Porque la rueda - y con ella los pedales - gira más rápido que tu pié) y te ganarás una serie de lindos moretones en las pantorrillas. Esto sobre todo cuando vas muy rápido o cuando recién descubres esta cosa de los cambios. El problema no se presentará por más de 2 días, hasta que te acostumbres, aprendas a calcular mejor el momento de hacer los cambios y vayas sacando más físico.


-Algo que si me preocupa y que hasta ahora no se soluciona, son los ajustes del asiento y el timón, sobre todo cuando hay muchos baches en las preciosas pistas limeñas, o has hecho una subida muy empinada (como la del trébol), se suelen soltar los pernos del timón y del asiento, la mayoría de las veces no te das cuenta hasta que ya sientes que puedes besar tus rodillas porque es muy gradual el deslizamiento de ambos componentes. Pero si he tenido un incidente de importancia cuando en plena subida al trébol se me soltó totalmente el asiento, hundiéndose en su totalidad hasta raspar el pavimento y hacerse una linda lijada en la base; (justo en la tapa del inflador) no me caí de espaldas porque pude mantener el equilibrio hasta poder apoyar mis pies y frenar, y esto porque creo que de tantas clases de danza por fin estoy aprendiendo a encontrar mi centro y equilibrar mi cuerpo en las más difíciles posiciones, que si no, ya me hubiera caído trébol abajo. Esto se soluciona ajustando regularmente dichos pernos, de preferencia revísenlos antes de salir de casa o del trabajo (Sospecho que mi sobrino juega con los pernos mientras nadie lo ve, así que una chequeada no esta de más). De todos modos, el problema se presenta más en el asiento que en el timón, supongo que porque aguanta todo mi peso.


Edición: Yo 

-Tengan cuidado al hacer el plegado, sobre todo cuando recién aprenden, pueden soltar accidentalmente el timó al doblarlo, yo rompí mi timbre así cuando la bici no tenía ni 2 semanas. (Si señores, como niñita con juguete nuevo). También podrían maltratar el asiento o los cables de los frenos.


Foto: Preciolandia 
Edición: Yo 


Pero ahora vamos a las cosas más chéveres, las cosas que hacen que la bici valga totalmente la pena:


-Te simplifica la vida. Con mi antigua bici, estaba fregada si después de ir a trabajar quería ir al cine o a tomar un cafe o salir con mi novio, tenía que regresar a mi casa relativamente temprano porque ni loca voy pedaleando por el trébol después de las 9 pm; la bici era tan grande que no entraba en ningún taxi y pesaba tanto que incluso subirla por el ascensor era todo un reto. Esta bici en cambio, al ser plegable y pequeña, te da total libertad, puedes quedarte hasta tarde donde sea porque entra en cualquier maletera (Solo te dan problemas algunas en las que han instalado en balón de gas natural, pero en ese caso va en los asientos traseros sin problemas; a menos que el taxista sea muy exquisito).


-Los cambios internos si que valen la pena, ahora subiendo el trébol no tengo ningún problema con la bici, creo que incluso lo hago más rápido y me canso menos que antes, lo único es la aglomeración de gente que a veces no me deja avanzar. En las avenidas que son de bajada también son de mucha utilidad si quieres ir rápido, pero no tan rápido que atropelles a alguien o tengas que frenar en seco cuando cambia el semáforo.


-No me he vuelto a quedar tirada con la bici, pues como tiene el inflador en el asiento, ante cualquier emergencia con las llantas, pues me estaciono en la banca de un parque o una ciclovía y con total tranquilidad procedo a solucionar el impase. Si el problema fuese otro, pues la pliego y la meto en un ómnibus o taxi.


El inflador del asiento


-Se acabó el problema del estacionamiento, la doblo y la puedo meter hasta dentro de la oficina, las casas de mis amigos o incluso a cafés.


La bici plegada
Foto: Dahon


-El ser tan liviana, tener tan grande la catalina y poseer cambios, compensa en gran medida que el aro sea tan pequeño. Con la bici antigua (Aro 26, sin cambios y casi de 23kg) empecé en una velocidad de 9 km/h y alcancé hasta 13 km/h de bajada (Contando las paradas en semáforos, el tráfico y los peatones que se meten a pasear a sus perros o sus hijos chiquitos en la ciclovía obstruyendo el camino y haciéndome ir más lento.) y en subida empecé con 7.5 km/h pude llegar hasta 10 km/h. En la bici plegable ya voy en 10.5 km/h de bajada y 8.7 km/h de subida. (Nótese la diferencia entre velocidad y rapidez).


Bueno, espero haberles dado algunos datos importantes sobre mi experiencia con la bicicleta plegable. (Dahon VitesseD7 HG), cualquier otra duda, pueden consultarme directamente y les puedo dar datos adicionales.

lunes, 19 de marzo de 2012

Por fin en Lima!

Esta noticia la verdad es que ya tiene unos días de antigüedad, pero no quería dejar pasar la ocasión de comentarla, pues me parece de gran transcendencia para esta ciudad.


¿Qué es lo que tanto me emociona? pues nada más y nada menos que es primer sistema de alquiler de bicicletas de Lima. Tal como lo leen señores y señoras; por fin en Lima habrá un sistema de bicicletas que incluso tiene tres de sus estaciones muy cercanas a las estaciones de la recientemente puesta en funcionamiento Linea 1 del Metro de Lima. Con este paso se puede realmente comenzar a hablar de que existen esfuerzos que se orientan a la formación de un sistema de transporte integrado y de que existe una mayor conciencia de movilidad urbana y humana en nuestra ciudad.


Se trata de un sistema de alquiler de bicicletas, que cuenta con seis estaciones por ahora, pero contará con 6 más en lo futuro; por ahora es gratuito, sin embargo ya se ha anunciado que el costo será de S/.40.00 mensuales para los usuarios debidamente inscritos en el sistema. Usted se preguntará ¿Dónde encuentro tal maravilla? ¿A quién se le ocurrió? ¿Cómo puedo inscribirme?


Como no podía ser de otra manera, el primer sistema de alquiler de bicicletas lo ha implementado la municipalidad de San Borja, que hasta el momento, según mi modo de ver es la institución más comprometida con el transporte ciclístico, el deporte y la salud de sus vecinos; de entre todos los municipios que existen en Lima Metropolitana (Seguido de cerca por Miraflores).


En el siguiente plano pueden ver la ubicación de las estaciones existentes y también las futuras.


Mapa de ubicación de vías y estaciones de San Borja en Bici
Fuente: Municipalidad de San Borja

Pero siempre hay un pro y un contra, en este caso serían básicamente 2 contras, el primero, que solo pueden acceder al servicio, vecinos del mencionado distrito mayores de 15 años, previo registro en el Formulario de Inscripción y presentación del DNI y recibo de agua o luz, lo cual es para mi una gran desilusión y a la vez un motivo más para pensar en mudarme porque si en algunas partes de La Molina no hay ni veredas ¿Cómo se me ocurre pensar que podrían haber ciclovías decentes o políticas de promoción del transporte no motorizado? si a eso le sumo el trébol y los peatones que creen que por allí no deberían circular las bicicletas ya tengo bastante. Felizmente que mi oficina si se mudará de Santiago de Surco; distrito al que no me dejan ingresar con bicicleta a una panadería para comerme una empanada con mi novio o en el que me caen encima cuatro efectivos de segurar del Centro Comercial Caminos del Inca por el simple hecho de osar ingresar con mi bicicleta (sin importar cuan ficha sea), cuando es evidente que en el ingreso no hay ninguna prohibición al respecto y que tienen problemas de seguridad más graves que atender (Por cierto, estaba condenada a no ingresar pues en los exteriores no se apreciaba ni un solo lugar destinado al estacionamiento de bicicletas).


El otro contra es mucho más fácil de solucionar; si vemos el mapa, gran parte de las vías propuestas son o parecen ser ciclovías, como por ejemplo las de las avenidas San Borja Norte y Sur y la que rodea el Pentagonito. 


Alcalde de San Borja dando el ejemplo

Sin embargo hasta ahora no he encontrado ninguna señalización que lo confirme en San Borja Norte, según yo ambas (norte y sur) vendrían a ser ciclovías de convivencia y hay que ir con cuidado y a baja velocidad para no perjudicar a ningún peatón; en estos 2 casos el estado de conservación, trazado y equipamiento es excelente. Al rededor del Pentagonito sin embargo he podido ver pintadas en el piso (al nivel de la pista pero segregado de la misma mediante ojos de gato) algunas bicicletas de color blanco que indican que este pedazo de vía es para uso exclusivo de los ciclistas; sin embargo los peatones y corredores (Que tienen su vereda bien delimitada y a desnivel) invaden la ciclovía para correr, pasear a sus bebés en cochecitos e incluso a sus perros, muchas veces sin correa; si a esto le sumamos que el estado de la ciclovía es calamitoso con unos enormes baches producto de los años e incluso de restos de concreto derramados en el lugar; que la señalización casi ha desaparecido por el tiempo y que en cada esquina por alguna razón que se desconoce se ha decidido subir la ciclovía al nivel de la vereda mediante incómodas rampas que encima te obligan a hacer zig zag sobre la vereda, interrumpiendo el tránsito de peatones, corredores, cochecitos de bebé y perritos; encima la ciclovía está dividida en 2 carriles que uno no entiende si son uno para cada sentido o si simplemente una es la ciclovía (muy pequeña) y la otra (más pequeña) es un espacio de amortiguamiento para la ciclovía. El resultado: la mayoría de ciclistas (y me incluyo) prefiere ir por la pista e invadir el carril de los autos, pues en este caso los conductores suelen se más prudentes que los peatones quienes sin mirar hacia ningún lado invaden la ciclovía de improviso, haciendo que más de un ciclista tenga que desgañitarse en gritos, frenazos, derrapamientos, giros inesperados y caídas aparatosas con tal de que el imprudente peatón no se vea perjudicado.


Una de las estaciones de Bici San Borja


Pero más allá de estos pequeños contras fácilmente salvables, para mi esto es un gran PRO, no solo para los vecinos de San Borja sino para Lima en general e incluso para el Perú; esto es un gran paso que estoy segura tendrá muchas repercusiones positivas en la cultura vial y la forma de ver, vivir y planificar la ciudad, y de hecho no faltará el alcalde copión u oportunista que quiera también implementar el sistema en su distrito, que por mi bienvenido sea, con tal de que se contribuya a una ciudad más humana.


Alcalde de San Borja en entrevista durante la inauguración
Esto nos demuestra que no debemos perder las esperanzas en ser mejores y que no estamos soñando solos, pero sobre todo, que nuestra participación ciudadana es básica para hacer marchar el motor del cambio de mentalidad. Como ya muchos sabemos, no existe oferta si no hay demanda; y si no hubiera gente que se aventura a desplazarse por la ciudad en bicicleta, ¿No habría necesidad de hacer ciclovías no? Salgamos día a día a las calles en nuestras bicis, patinetas, patines scooters no solo a jugar, sino a movilizarnos por la ciudad; esto incluye también a las personas con dificultades motoras que requieran sillas de ruedas u otras ayudas, expresemos lo que nos molesta y propongamos cosas que podrían hacer de nuestra ciudad un lugar mejor en el que todos podamos desplazarnos seguros y felices, sin necesidad contaminar el ambiente o de exponernos a ningún peligro.

domingo, 11 de marzo de 2012

Séptima Ciclonudista Lima

El día de ayer, cumplí uno de mis propósitos ciclísticos: participar en una ciclonudista. La verdad es que no soy lo suficientemente desinhibida como para desnudarme pero al menos salí más calata de lo que suelo salir normalmente a la calle ¿El objetivo? Pues defender lo que creo: Que una ciudad donde se respeta al ciclista alberga una sociedad que respeta la vida y tiene una conciencia social y ecológica más fuerte.


Fuente: Prensa Nacional

Es así que me atavié en mis pequeñas ropas y me dispuse a pedalear 12 kilómetros bajo el sol, con cuanto loco sobre dos ruedas estuviera dispuesto a acompañarnos, tan desnudo como quisiera.


Foto proporcionada por José Barandiarán

Según yo fuimos al rededor de 100 personas; pero según la prensa, eramos de 300 a 500. Iniciamos en el ovalo de Miraflores con la lectura del manifiesto anual y aún vestidos emprendimos la marcha gritando lemas a favor del ciclismo y el respeto a la vida y el ecosistema. En realidad fue una experiencia impresionante y divertida a la vez. Al llegar a Javier Prado empezó a desnudarse la gente y aunque no eran muchos los que se atrevían; eran lo suficientemente claros como para demostrar a la sociedad la fragilidad de un cuerpo humano, solo hueso y músculos, en un medio de transporte tan frágil como la bicicleta, frente a vehículos que pesan toneladas y que pueden llegar a desarrollar velocidades mucho mayores a la bicicleta; frente a una ciudad pensada solo para esos autos; y frente al poco espacio que hallamos en la ciudad y la conciencia de los peatones, los choferes y las autoridades.


Foto proporcionada por José Barandiarán

Foto proporcionada por José Barandiarán

Más allá de las miradas curiosas, divertidas o nerviosas que algunos peatones o choferes lanzaban sobre cuanto calato apreciaban, más allá de los insultos que nos ganábamos por andar casi como llegamos al mundo, fue una experiencia que me enseñó mucho; en verdad el cuerpo humano desnudo; no solo te muestra lo frágiles que somos frente a la máquina; sino también lo fuertes que somos en nuestra voluntad; y al fin y al cabo lo iguales que somos todos los seres, lo simple y hermoso del cuerpo humano, alejado de todo prototipo de perfección mercantilista; y lo hermoso que es tener la capacidad de soñar con cosas que nos hagan más grandes como seres humanos y descubrir que de alguna manera, muchos soñamos con lo mismo.


Fuente: Prensa Nacional


Llegamos pedaleando hasta 28 de Julio y allí después de algunas arengas, emprendimos el camino de regreso hasta Aramburú, donde los calatos se volvieron a poner sus ropas y por fin llegamos de vuelta al ovalo, donde se premió a los disfraces más originales y se nos animó a participar el próximo año; el segundo sábado de marzo.


Fuente: Prensa Nacional


Regresé muy feliz, pues encontré amigos allí, hice algunos amigos más, y me di cuenta de que solo luchando puedo conseguir mis sueños, luchando cada día contra la pereza que te da agarrar la bici para ir a trabajar, luchando cada día contra los prejuicios y miedos de mi mamá o mis familiares, luchando todas las noches contra el cansancio que adormece mi cuerpo al pedalear; luchando junto con otras personas por una ciudad más segura e inclusiva para los ciclistas, patinadores, minusvalidos y peatones. Yo creo que este sueño si vale la pena ¿Qué crees tu?


Los dejo con este vídeo, que hice para el curso de 
Cine y Fotografía de la FAUA - UNI, hace algunos años,
cuando aún no me atrevía a subirme a la bici y me contentaba 
con mirar e informarme sobre los problemas de la ciudad.

lunes, 5 de marzo de 2012

Después de una laaaarga espera

Casi 2 meses habían pasado y no tenía noticias de mi nueva adquisición, estaría en algún lugar del pacífico esperando que las olas la trajeran al Callao, o tal vez en algún almacén de aduanas esperando que la saquen para llegar por fin a mi. Y mientras tanto mi mundo no estaba tan quieto como me hubiera gustado en este clima de cambios por los que estoy atravesando en mi vida personal.

Básicamente había renunciado a mi trabajo emocionada por una nueva posibilidad y se acercaba el día en el que dejaría mi antiguo trabajo para entrar al nuevo; solo me quedaban 2 días en la antigua chamba cuando por fin, la llamada esperada ingresó a mi celular; podía recoger la bicicleta ese mismo día.

Yo por supuesto que estaba preparada, en un deliberado acto de imprudencia cargaba los 1000 soles restantes del pago todos los días en mi bolso esperando el día que me llamaran, y ese día había llegado, no podía esperar para correr por la bici, así que salí corriendo de trabajo, tan rápido como pude hice que mi novio también saliera y fuimos juntos a la tienda; ahí estaba Carlos, en medio de un montón de bicicletas, encontró la mía y se puso a acondicionarla, no pude resistirme y le compré también el Tour Bag y el juego de luces, y cuando por fin estuvo todo instalado, cogimos el primer taxi que nos recogió y enrumbamos a mi casa.


En la sala mi mamá recibía a una visita, algo que casi nunca sucede, pero aún así estaba tan emocionada con la bici que la desempaqué delante de todos, todo era emoción y algarabía, decidí salir a probarla y tan contagiosa era mi alegría que se animaron a  acompañarme mi sobrino y en su bici y mi hermana en su moto, dábamos vueltas al parque en que aprendí a caminar hace tanto tiempo, cuidándonos entre todos avanzábamos a paso de tortuga. Yo empecé a probar todos los cambios, las luces; de pronto no se que se me ocurrió quise hacer algo y me detuve en una rampa, quise mover algo y me di cuenta que tenía que apoyar la bici para hacerlo, intenté mover la patita con el pie, pero como estaba nueva era un poco dura así que lo hice con la mano; en la oscuridad del parque no pude ver bien lo que hacía, si a eso le suman que en ese momento no pensaba de la emoción, pasó lo que tenía que pasar, al tirar de la pata con la mano izquierda no me fijé bien y mi dedo pulgar quedó atrapado en una unión, el dolor me llegó hasta el alma y la presión en el dedo fue tanta que antes de que lograra sacarlo, la yema se me había reventado, cuando por fin pude sacarlo, casi llorando del dolor pude comprobar la magnitud de las cosas, en menos de un minuto tenía el dedo tan hinchado que podía llegar a medir tanto como un limón pequeño. Aguantando el aliento, llamé a mi novio que estaba cuidando a mi sobrino.


-¡Daniel! ¡Daniel! ¡Ayúdame, me he lastimado!
-¿Qué paso?
-Me aplasté el dedo.
-¡Mierda!!! tienes que ir a tu casa ya, ¡Vamos!
-No - Dije dándome cuenta de que mi sobrino estaba solito en la pista - Tu cuida al gordito, yo voy a la casa sola.
-¿Ale que pasó?-Dijo mi sobrino cruzando la pista sin fijarse; todos comprendimos que teníamos que mantener la calma así que eso intentamos.
-Nada gordito, me he hecho una heridita nomas, ya vamos a la casa.


Pedaleando como pude y aún con el alma en un hilo, recorrí las 3 cuadras que me separaban de mi casa, la emoción y el autoestima por los suelos al comprender lo tonta que había sido; una vez adentro, pudimos comprobar que la sangre casi no brotaba porque toda la herida era interna, se podían apreciar hasta dos cortes bajo la piel y uno en la piel, curada y vendada me fui a dormir totalmente desanimada: Solo me quedaban 2 días de chamba y no sabía si podría manejar la bici con ese dedo tan hinchado, poco a poco me fui quedando dormida, arrullada por el fuerte latido de mi dedo inflamado.


Al día siguiente, mis ánimos no eran los mejores, el dedo ya no latía, pero si que me dolía, no tenía el valor para quitarme el vendaje y cambiármelo, me bañé como pude, tratando de no mojármelo, me alisté tristemente y luego pensé: Pucha, si no es ahora ¿cuando?, puedo hacer el esfuerzo de manejar manteniendo el dedo arriba, al menos por un tramo, si ya veo que es muy yuca, tomo taxi pues.


Mi dedo Pulgar izquierdo, dos semanas
después de lastimármelo.


Me enfundé en los guantes con mucho cuidado y me coloqué el casco, alisté todas mis cosas dentro del Tour Bag y me despedí de mi familia.


Pedaleando lento, pero seguro llegué hasta el Trébol, donde pude comprobar lo maravillosos que son los cambios y lo buenos que eran los frenos, tuve problemas con el timón y el asiento, que se hundían, pero nada de consideración. Al fin llegué al trabajo y la bici fue la sensación del día, el tema de conversación y observación, e incluso alguien la armó y desarmó e intentó probarla dentro de la oficina. Yo estaba feliz, llegué a mi casa feliz, a pesar de mi dedo reventado y de los otros 3 dedos que me aplasté ese día aprendiendo a plegarla y desplegarla. La inversión había valido la pena.