Como tenía que
ensayar para una presentación que haríamos por las celebraciones del Día
Internacional de la Danza, decidí no exigirle mucho a mi cuerpo y dejar la bici
hasta que me sanara, lo que la verdad demoró bastante debido a que los ensayos
eran también en la noche y al aire libre.
La pregunta era
¿Cómo voy a trabajar ahora? ¿Qué carro tomo? ¿A qué hora salgo? Bueno, saldré
un poquito antes por si acaso, dije entusiasta, pero no fue suficiente, los
carros pasan repletos y pensarán que soy engreída pero ya no me gusta
subirme a las combis repletas para ir parada (O sea doblada por la mitad),
bueno la verdad nunca me ha gustado, pero ahora ya no lo soporto, lo intenté
una vez y me corté el hombro con el fierro que servía para sostener el foco del
techo, y encima el cobrador me quiso cobrar S/.1.50 cuando la última vez que
tomé esa línea (Hace 3 meses) me cobraron S/. 1.20, me harté, me bajé y tomé un
taxi, lo guié por mi ruta ciclística y llegamos muy rápido.
Pensé que los días
siguientes sería diferente, pero fue peor, la fiebre no me dejaba despertarme
temprano y saliendo tan tarde, solo me quedaba tomar taxi. Terminé volviéndome
una adicta al taxi, me conformaba con emocionarme viendo a los ciclistas pasar
a mi lado y observé que de día es muy fácil verlos, pero de noche no; me
explico, de noche he visto ciclistas muy bien iluminados luz trasera, luz
delantera, hasta luces fosforescentes en las ruedas, los veo porque como
ciclista estoy atenta a los ciclistas, porque estoy esperando por la ventana
ver a un ciclista pasar, pero si le digo a mi novio por ejemplo:
-¡Mira, que
chéveres las luces de ese ciclista!
-¿Cual?
-Ese pues el que
esta adelante, a la altura del semáforo.
-No lo veo.
-Ahí pues ya
cruzó - Insisto señalando al ciclista.
-¿Donde?
- Adelante
-Ahhhh si, ¿pajas
no? ¡Se ha puesto luces en las ruedas!
-Sí, pero en
verdad aún así es difícil verlo ¿no? - pregunto pensativa.
-Si la verdad que
si, debe ser porque la bici es muy calada y las luces muy pequeñas, encima no
tiene casco.
-Pucha si, y
encima su ropa es oscura - Sigo pensativa, mientras el ciclista desaparece en
la noche.
Así transcurrían
mis viajes en taxi, cada día prometiéndome que al día siguiente me despertaría
más temprano para ir en bus, y cada día comprobando que la fiebre no cedía y que
no había indicios de mejora definitiva, el calor de las tardes en la oficina no
hacía más que incrementar los malestares. Producto del esfuerzo de los ensayos
cada día despertaba más tarde, pero aún así no me rendía, realmente quería
bailar; esa noche me tocaba ensayo general, tenía que llegar si o si, esperaba
un bus que me llevara a la Av. Javier Prado, pero por caprichosas
circunstancias, en 10 minutos no se presentó ninguno. Me resigné y traté de
tomar un taxi directamente a la Escuela de Danza, S/.12.00, S/.15.00
¿Están locos? son solo 5.5 km, si hasta mi casa me cobran S/10.00 y son
8.5 km. Frustrada me rendí con el tercer taxista, el cuarto era tan viejito
que pensé ¡Huy no, con este señor no llego a ningún lado! Ni hice el
esfuerzo de tomarlo; Sin embargo él se acercó a mí y se detuvo ofreciendo sus
servicios. Resignada decidí preguntar, total no perdía nada. S/.8.00 dijo él y
yo dije ¡Por fin!
Todo transcurría
bien hasta que llegamos a la Av. Javier Prado y a pesar de que pasamos rápido y
no nos demoramos ni 3 minutos eso bastó para que el taxista empezara a
quejarse.
-¡A esta hora
Javier Prado es un caos!
-Si señor, pero si
se mete por la izquierda salimos rapidito - traté de calmarlo.
-Diez soles es lo
justo ¿Usted paga diez soles verdad? - insistió inquisitivo.
-Sí, pago diez
soles, pero hasta La Molina - dije, tratando de parecer graciosa para que no se
ponga pesado el taxista; la verdad es que las veces que tenía suerte hasta la
Molina me cobraban ocho.
-¡Huuuuuuy noooo
muchoooo! - Exclamó
-¿Mucha plata o
mucha distancia?
-Mucha distancia,
hasta la Molina siquiera doce. Honestamente ¿Cuanto paga usted siempre
hasta aquí?
-Honestamente
siempre voy en bicicleta y no pago nada - Dije con la mayor sinceridad posible,
pues la verdad nunca había tomado taxi hasta allí.
-¡Ah en bicicleta!
¿Tú eres ciclista?
-Si señor, ahora
tomo taxi nada más porque estoy resfriada, pero siempre voy en bici, y me
demoro 45 minutos, en combi me demoro 50.
-Jajajajaja - rió
entusiasmado - Haces muy bien niña, eso es muy bueno para ti.
-Claro - dije - Es
muy saludable, económico y ecológico.
-Si - siguió
entusiasmado - Mira niña, hace tiempo un Doctor escribió un libro que se
llamaba Aeróbicos, era el Doctor Kenneth Cooper, y demostró que los ejercicios
aeróbicos son los mejores porque consumen más cantidad de oxígeno, y son buenos
para la salud cardiovascular y para reforzar el sistema respiratorio también.
-¿Ah sí? -Exclamé
sorprendida, el taxista renegón se había convertido en una especie de Wikipedia
que me ilustraba sobre los beneficios del ciclismo.
-Sí, y mire, los
Aeróbicos no son necesariamente esos bailes que se hacen en los gimnasios, los
ejercicios aeróbicos son todos aquellos que necesitan respiración; este doctor
hizo una lista de cuarenta deportes altamente recomendados para mejorar la
salud cardiovascular y del cuerpo en general, y los tres primeros eran: El Trote,
La Natación y El Ciclismo.
-¡Que interesante! -
exclamé aún sorprendida - Señor por favor tiene que cuadrarse a la altura del
auto rojo.
-Ya niña, sigue
practicando el ciclismo y ten mucho cuidado, cuídate mucho, porque
sobre todo en las noches los taxistas no vemos a los ciclistas o los vemos
cuando ya les metimos el carro. ¡Pero no es por malos ah!, es porque no los
vemos.
-Gracias señor,
que le vaya bien, le prometo que me cuidaré, dije bajándome del taxi.
Me quedé pensando,
que si pues, es verdad muchas veces desde un carro no se ve al ciclista, por
muy iluminada que esté la bicicleta, y es que no se puede comparar
el volumen de un auto o una moto con la silueta calada de una
bicicleta, no podemos comparar la luminosidad de un faro de moto o auto, con
la pequeñez de las luces de la bicicleta, cuya luminosidad es apenas
perceptible, o el ruido de un claxon con el tintineo de un timbre, y si encima
de que no acostumbramos ponernos ropa reflectiva , nos ponemos ropa oscura, no
nos ponemos casco, y actuamos como si nos desplazáramos en el medio más seguro
del mundo y en la ciudad más segura del mundo, con la cultura vial más segura y
como si fuéramos los reyes de las pistas, cuando la verdad es que no
lo somos. Nosotros mismos nos exponemos a que nos pase cualquier cosa y luego
culpamos a los choferes, los taxistas, los peatones, las autoridades, etc.
No digo que no haya
choferes y taxistas malcriados, irresponsables y salvajes, como también hay
peatones, skateboards, patinadores o ciclistas igualmente inciviles (Por
decirlo elegantemente). Es verdad, los hay, pero esto no se trata de convertir
la realidad en una especie de versus, se trata simplemente de asumir la
responsabilidad de nuestros actos. Todos sabíamos que era peligroso salir en
bicicleta en una ciudad como Lima antes de aventurarnos a empezar nuestra
travesía en dos ruedas, todos nos hemos muerto de miedo de solo pensar como
sería enfrentarnos a las pistas, los choferes, el tráfico, por último hasta a
los peatones o los perros; no podemos pretender que esa realidad cambie por
arte de magia, es más debemos aceptar que no cambiará.
¿Qué significa
esto? significa simplemente dejar de decir que todos los taxistas son unos
salvajes metecarro, que todos los peatones son unos despistados imprudentes e
irresponsables, y reconocer que hay choferes responsables y choferes
irresponsables, peatones responsables y peatones irresponsables, al igual que hay ciclistas responsables y ciclistas irresponsables. Y que si hay alguien que tiene que hacerse responsable por mi
seguridad, pues ese soy yo, nadie más que yo; y no soy responsable solo de mi
seguridad, sino también de la seguridad de la gente que me rodea, de los
peatones distraídos, de los choferes que no necesariamente me van a ver,
de los niños que cruzarán la pista corriendo intempestivamente detrás de una
pelota; y tengo el deber de manejar prudentemente, de llevar la mínima
protección, de hacerme ver ya sea porque mi ropa es clara o es reflectiva o
toco el timbre o hago señas o bajo la velocidad y freno; tengo el deber de
estar listo para cualquier eventualidad un choque entre dos autos, un
atropello, incluso hasta un bache pueden resultar ser un peligro para nosotros,
y si estamos distraídos con la música de nuestros audífonos, o la
conversación en nuestro hands free, o con la prisa de ganarle al semáforo, no
solamente vamos a ser víctimas potenciales de un accidente, sino que también
tendremos responsabilidad en él, por haber actuado con imprudencia.
Imprudencia: Si ya ven que los dos autos están recontra pegados y encima
tienen unos puntos ciegos bien grandes ¿Cómo se les ocurre meterse por ahí y sin casco?
Fuente: El País
¿De qué otra cosas
somos responsables? pues de como reaccionamos ante las dificultades, si un
carro me cierra pues puedo gritarle al chofer para que se dé cuenta de su imprudencia, pero
no puedo perder el control sobre mis actos, no puedo deliberadamente empeorar
la situación. Veo muchos ciclistas, que cuando hay eventos ciclísticos
aprovechan para desquitarse con los choferes, vi una vez a una chica que en
medio de una marcha ciclística le cerraba violentamente el paso a un
taxista gritándole airadamente ¡Méteme el carroooo, méteme el carro
ahora, a ver si te atreves! Solo piensen ¿Qué pasa si el taxista es un
salvaje energúmeno y se baja del carro y le mete un cachetadón a la chica? ¿Qué
pasa si simplemente no puede frenar a tiempo y efectivamente le hace daño? ¿O qué
pasa si frena bruscamente y otro conductor lo choca por detrás? ¿Qué gana esta
chica con esta actitud? pues nada positivo, se puede llevar desde un susto
hasta un golpe, y si no se lleva ni un susto ni un golpe
¿Qué imagen esta dando ante el taxista, sus pasajeros, los peatones y
policías que están presentes en ese momento? Pues que los ciclistas somos unos
salvajes energúmenos irresponsables que
andamos metiéndonos delante de los carros y alterando a los
conductores y público en general.
Entonces y para no hacerla muy larga, no metamos a todos los
conductores en el mismo saco, y sigamos los sabios concejos del Taxista Amigo:
Cuidémonos, porque ahora ya sabemos que la mayoría de las veces no nos ven; y
yo agregaría: Aceptemos nuestra realidad y actuemos en consecuencia; con
responsabilidad y prudencia; solo así podemos cambiar, aunque sea un poquito
las cosas, y mejorarlas en lugar de empeorarlas.
Terrible accidente, el ciclista quedó en coma.
Los testigos afirman que este se pasó el rojo.
Fuente: Heraldo