domingo, 29 de abril de 2012

El taxista amigo

El cambio del clima me ha atrapado, la gripe me ha tomado y el viento nocturno no colabora con mi afiebrado cuerpo, no estaba tan mal, la verdad estaba bastante bien para estar con fiebre, por las mañanas ir en bici me hacía sentir mejor, pero por las noches, el vientecito y el friecito que ya se sienten y la verdad que no hacían más que agudizar los escalofríos. 

Como tenía que ensayar para una presentación que haríamos por las celebraciones del Día Internacional de la Danza, decidí no exigirle mucho a mi cuerpo y dejar la bici hasta que me sanara, lo que la verdad demoró bastante debido a que los ensayos eran también en la noche y al aire libre. 

La pregunta era ¿Cómo voy a trabajar ahora? ¿Qué carro tomo? ¿A qué hora salgo? Bueno, saldré un poquito antes por si acaso, dije entusiasta, pero no fue suficiente, los carros pasan repletos y pensarán que soy engreída pero ya no me gusta subirme a las combis repletas para ir parada (O sea doblada por la mitad), bueno la verdad nunca me ha gustado, pero ahora ya no lo soporto, lo intenté una vez y me corté el hombro con el fierro que servía para sostener el foco del techo, y encima el cobrador me quiso cobrar S/.1.50 cuando la última vez que tomé esa línea (Hace 3 meses) me cobraron S/. 1.20, me harté, me bajé y tomé un taxi, lo guié por mi ruta ciclística y llegamos muy rápido.

Pensé que los días siguientes sería diferente, pero fue peor, la fiebre no me dejaba despertarme temprano y saliendo tan tarde, solo me quedaba tomar taxi. Terminé volviéndome una adicta al taxi, me conformaba con emocionarme viendo a los ciclistas pasar a mi lado y observé que de día es muy fácil verlos, pero de noche no; me explico, de noche he visto ciclistas muy bien iluminados luz trasera, luz delantera, hasta luces fosforescentes en las ruedas, los veo porque como ciclista estoy atenta a los ciclistas, porque estoy esperando por la ventana ver a un ciclista pasar, pero si le digo a mi novio por ejemplo:

-¡Mira, que chéveres las luces de ese ciclista!
-¿Cual?
-Ese pues el que esta adelante, a la altura del semáforo.
-No lo veo.
-Ahí pues ya cruzó - Insisto señalando al ciclista.
-¿Donde?
- Adelante
-Ahhhh si, ¿pajas no? ¡Se ha puesto luces en las ruedas!
-Sí, pero en verdad aún así es difícil verlo ¿no? - pregunto pensativa.
-Si la verdad que si, debe ser porque la bici es muy calada y las luces muy pequeñas, encima no tiene casco.
-Pucha si, y encima su ropa es oscura - Sigo pensativa, mientras el ciclista desaparece en la noche.

Así transcurrían mis viajes en taxi, cada día prometiéndome que al día siguiente me despertaría más temprano para ir en bus, y cada día comprobando que la fiebre no cedía y que no había indicios de mejora definitiva, el calor de las tardes en la oficina no hacía más que incrementar los malestares. Producto del esfuerzo de los ensayos cada día despertaba más tarde, pero aún así no me rendía, realmente quería bailar; esa noche me tocaba ensayo general, tenía que llegar si o si, esperaba un bus que me llevara a la Av. Javier Prado, pero por caprichosas circunstancias, en 10 minutos no se presentó ninguno. Me resigné y traté de tomar un taxi directamente a la Escuela de Danza, S/.12.00, S/.15.00 ¿Están locos? son solo 5.5 km, si hasta mi casa me cobran S/10.00 y son 8.5 km. Frustrada me rendí con el tercer taxista, el cuarto era tan viejito que pensé ¡Huy no, con este señor no llego a ningún lado! Ni hice el esfuerzo de tomarlo; Sin embargo él se acercó a mí y se detuvo ofreciendo sus servicios. Resignada decidí preguntar, total no perdía nada. S/.8.00 dijo él y yo dije ¡Por fin!

Todo transcurría bien hasta que llegamos a la Av. Javier Prado y a pesar de que pasamos rápido y no nos demoramos ni 3 minutos eso bastó para que el taxista empezara a quejarse.

-¡A esta hora Javier Prado es un caos!
-Si señor, pero si se mete por la izquierda salimos rapidito - traté de calmarlo.
-Diez soles es lo justo ¿Usted paga diez soles verdad? - insistió inquisitivo.
-Sí, pago diez soles, pero hasta La Molina - dije, tratando de parecer graciosa para que no se ponga pesado el taxista; la verdad es que las veces que tenía suerte hasta la Molina me cobraban ocho.
-¡Huuuuuuy noooo muchoooo! - Exclamó
-¿Mucha plata o mucha distancia?
-Mucha distancia, hasta la Molina siquiera doce. Honestamente ¿Cuanto paga usted siempre hasta aquí?
-Honestamente siempre voy en bicicleta y no pago nada - Dije con la mayor sinceridad posible, pues la verdad nunca había tomado taxi hasta allí.
-¡Ah en bicicleta! ¿Tú eres ciclista?
-Si señor, ahora tomo taxi nada más porque estoy resfriada, pero siempre voy en bici, y me demoro 45 minutos, en combi me demoro 50.
-Jajajajaja - rió entusiasmado - Haces muy bien niña, eso es muy bueno para ti.
-Claro - dije - Es muy saludable, económico y ecológico.
-Si - siguió entusiasmado - Mira niña, hace tiempo un Doctor escribió un libro que se llamaba Aeróbicos, era el Doctor Kenneth Cooper, y demostró que los ejercicios aeróbicos son los mejores porque consumen más cantidad de oxígeno, y son buenos para la salud cardiovascular y para reforzar el sistema respiratorio también.
-¿Ah sí? -Exclamé sorprendida, el taxista renegón se había convertido en una especie de Wikipedia que me ilustraba sobre los beneficios del ciclismo.
-Sí, y mire, los Aeróbicos no son necesariamente esos bailes que se hacen en los gimnasios, los ejercicios aeróbicos son todos aquellos que necesitan respiración; este doctor hizo una lista de cuarenta deportes altamente recomendados para mejorar la salud cardiovascular y del cuerpo en general, y los tres primeros eran: El Trote, La Natación y El Ciclismo.
-¡Que interesante! - exclamé aún sorprendida - Señor por favor tiene que cuadrarse a la altura del auto rojo.
-Ya niña, sigue practicando el ciclismo y ten mucho cuidado, cuídate mucho, porque sobre todo en las noches los taxistas no vemos a los ciclistas o los vemos cuando ya les metimos el carro. ¡Pero no es por malos ah!, es porque no los vemos.
-Gracias señor, que le vaya bien, le prometo que me cuidaré, dije bajándome del taxi.

Me quedé pensando, que si pues, es verdad muchas veces desde un carro no se ve al ciclista, por muy iluminada que esté la bicicleta, y es que no se puede comparar el volumen de un auto o una moto con la silueta calada de una bicicleta, no podemos comparar la luminosidad de un faro de moto o auto, con la pequeñez de las luces de la bicicleta, cuya luminosidad es apenas perceptible, o el ruido de un claxon con el tintineo de un timbre, y si encima de que no acostumbramos ponernos ropa reflectiva , nos ponemos ropa oscura, no nos ponemos casco, y actuamos como si nos desplazáramos en el medio más seguro del mundo y en la ciudad más segura del mundo, con la cultura vial más segura y como si fuéramos los reyes de las pistas, cuando la verdad es que no lo somos. Nosotros mismos nos exponemos a que nos pase cualquier cosa y luego culpamos a los choferes, los taxistas, los peatones, las autoridades, etc.

No digo que no haya choferes y taxistas malcriados, irresponsables y salvajes, como también hay peatones, skateboards, patinadores o ciclistas igualmente inciviles (Por decirlo elegantemente). Es verdad, los hay, pero esto no se trata de convertir la realidad en una especie de versus, se trata simplemente de asumir la responsabilidad de nuestros actos. Todos sabíamos que era peligroso salir en bicicleta en una ciudad como Lima antes de aventurarnos a empezar nuestra travesía en dos ruedas, todos nos hemos muerto de miedo de solo pensar como sería enfrentarnos a las pistas, los choferes, el tráfico, por último hasta a los peatones o los perros; no podemos pretender que esa realidad cambie por arte de magia, es más debemos aceptar que no cambiará.

¿Qué significa esto? significa simplemente dejar de decir que todos los taxistas son unos salvajes metecarro, que todos los peatones son unos despistados imprudentes e irresponsables, y reconocer que hay choferes responsables y choferes irresponsables, peatones responsables y peatones irresponsables, al igual que hay ciclistas responsables y ciclistas irresponsables. Y que si hay alguien que tiene que hacerse responsable por mi seguridad, pues ese soy yo, nadie más que yo; y no soy responsable solo de mi seguridad, sino también de la seguridad de la gente que me rodea, de los peatones distraídos, de los choferes que no necesariamente me van a ver, de los niños que cruzarán la pista corriendo intempestivamente detrás de una pelota; y tengo el deber  de manejar prudentemente, de llevar la mínima protección, de hacerme ver ya sea porque mi ropa es clara o es reflectiva o toco el timbre o hago señas o bajo la velocidad y freno; tengo el deber de estar listo para cualquier eventualidad un choque entre dos autos, un atropello, incluso hasta un bache pueden resultar ser un peligro para nosotros, y si estamos distraídos con la música de nuestros audífonos, o la conversación en nuestro hands free, o con la prisa de ganarle al semáforo, no solamente vamos a ser víctimas potenciales de un accidente, sino que también tendremos responsabilidad en él, por haber actuado con imprudencia.

Imprudencia: Si ya ven que los dos autos están recontra pegados y encima
tienen unos puntos ciegos bien grandes ¿Cómo se les ocurre meterse por ahí y sin casco?
Fuente: El País

¿De qué otra cosas somos responsables? pues de como reaccionamos ante las dificultades, si un carro me cierra pues puedo gritarle al chofer  para que se dé cuenta de su imprudencia, pero no puedo perder el control sobre mis actos, no puedo deliberadamente empeorar la situación. Veo muchos ciclistas, que cuando hay eventos ciclísticos aprovechan para desquitarse con los choferes, vi una vez a una chica que en medio de una marcha  ciclística le cerraba violentamente el paso a un taxista gritándole airadamente ¡Méteme el carroooo, méteme el carro ahora, a ver si te atreves! Solo piensen   ¿Qué pasa si el taxista es un salvaje energúmeno y se baja del carro y le mete un cachetadón a la chica? ¿Qué pasa si simplemente no puede frenar a tiempo y efectivamente le hace daño? ¿O qué pasa si frena bruscamente y otro conductor lo choca por detrás? ¿Qué gana esta chica con esta actitud? pues nada positivo, se puede llevar desde un susto hasta un golpe, y si no se lleva ni un susto ni un golpe ¿Qué imagen esta dando ante el taxista, sus pasajeros, los peatones y policías que están presentes en ese momento? Pues que los ciclistas somos unos salvajes energúmenos irresponsables que andamos metiéndonos delante de los carros y alterando a los conductores y público en general.

Entonces y para no hacerla muy larga, no metamos a todos los conductores en el mismo saco, y sigamos los sabios concejos del Taxista Amigo: Cuidémonos, porque ahora ya sabemos que la mayoría de las veces no nos ven; y yo agregaría: Aceptemos nuestra realidad y actuemos en consecuencia; con responsabilidad y prudencia; solo así podemos cambiar, aunque sea un poquito las cosas, y mejorarlas en lugar de empeorarlas.

Terrible accidente, el ciclista quedó en coma.
Los testigos afirman que este se pasó el rojo.
Fuente: Heraldo

De perros y locos; de estrellas y noches

Una de las cosas que más me gusta de transportarme en bici es que me relaciono de manera mucho más cercana con la realidad, con la vida, con el mundo, en fin, con mi ciudad. Siento que soy una parte mucho más participativa de la sociedad y que Lima, no es solo la ex-ciudad jardín y en muchos lugares todavía hay algo de esa belleza de antaño.


Si alguno de ustedes maneja bici a menudo sabrá que no miento cuando digo que uno se da cuenta de que las aves de todos los tamaños y colores son bien aguerridas, les gusta jugar con el peligro y lucirse con sus más alucinantes piruetas justo delante tuyo vuelan cruzándose entre si a solo centímetros de una bici en movimiento; estos animalitos siempre logran arrancarme una sonrisa o me hacen desviar mi atención para concentrarme en las bandadas que revolotean bajo la ancha copa de un árbol, esta escena suele repetirse al rededor del medio día sobre todo en cercanías a algún parque. Las que si no tienen horarios para cruzase en mi camino son las indecisas palomas, parece que tuvieran tanto apuro por comer, tanta ansiedad, tanta presión, tanto stress; que cuando paso cerca del alguna se aleja solamente algunos centímetros sin dejar de comer y mirándome de reojo nerviosamente, hasta que deciden que ya es suficiente y alzan vuelo para huir, pero inexplicablemente deciden que para huir tienen que pasar por delante de la bicicleta (cuando tienen un millón de diferentes opciones), o incluso, creo que tienen problemas con la vista o para calcular la velocidad de un ente en movimiento (Eso explicaría el gran número de palomas atropelladas en nuestras pistas), porque una vez casi me choco con una paloma que se me cruzó de improviso; volaba tan bajo que cualquiera podía haberla atrapado; felizmente me agaché a tiempo y ambas pudimos seguir nuestro camino sin mayores percances.


Los mosquitos y demás criaturas voladoras se hacen sentir, sobre todo si uno se te mete en pleno ojo mientras cruzas una transitada avenida y te tienes que aguantar hasta que llegues a tu destino y lo encuentres allí, en tu ojo, muerto por tanto parpadeo, lagrimeo, etc. Una vez incluso un torito se estrelló en mi mejilla izquierda mientras esperaba para cruzar, hasta me dolió un poquito, me imagino que a él le dolió más.


A veces al pasar bajo un árbol me he llevado algún recuerdo involuntario, gusanos, hojas y hasta ramas enredadas en mi casco, a veces hasta me quedan los brazos negros al rozar las ramas colgantes de algún árbol agobiado por las partículas en suspensión y la contaminación ambiental. Muchas veces surgen mariposas de entre las ramas y de nuevo logran arrancarme una sonrisa.


Los que no me hacen sonreír son los perros, ¿Alguien sabe de donde salen? la primera vez que me atacó uno yo todavía estaba con la vieja bicicleta, manejaba muy tranquila y el perro se disponía a cruzar la pista, bajé la velocidad y él me miraba atónito, se detuvo junto a su dueño y renunció a cruzar. Decidí entonces seguir de largo pero justo cuando estaba yo delante de él, este se abalanzó sobre mi pierna derecha ladrando tanto que de pronto me oí gritando más de una lisura ¿y el dueño? pues a estas alturas no se si estaba paralizado de la impresión o paralizado para no reírse a carcajadas porque nunca intervino ni para llamar al can. En unos segundos que me parecieron eternos vi al perro correr insistente tratando de alcanzar mi tobillo, no se como pude mantener el equilibrio, y no se como pude recuperar la cordura; recordé lo que siempre me dijo mi mamá cuando era niña: "los perros huelen el miedo" , así que traté de tranquilizarme, se me ocurrió incluso patearle el hocico, pero elimine inmediatamente la idea y decidí simplemente manejar lo más tranquila que me fuera posible. No se como lo conseguí, y no se como el perro se cansó de seguirme y regresó como si nada junto a su dueño; yo me fui pensando: ¡que pesado! espera que este cerca para recién ladrar, parece que lo hiciera por molestar.


Creí que con esta experiencia estaría reparada para futuros encuentros caninos, pues, no sé que les atrae a los perros tanto de las ruedas, es tan común verlos perseguir motos y carros ¿Será el instinto de la caza?, no lo sé, solo sé que una vez que te pasó, estás segura que te volverá a pasar, y así fue, pasaba por un parque y de la nada salió un perro más grande que la primera vez, y mi bicicleta era más chica esta vez, a pesar de la experiencia anterior tampoco me fue tan fácil mantener la calma, el equilibrio y la concentración, pues justo en ese momento aparecieron 3 carros circulando en diferentes sentidos. A pesar de todo pude resistir hasta que el perro se cansara de seguirme. El factor en común, que me parece oportuno recalcar, es que el dueño brillaba por su ausencia.


Uno suele creer que estos encuentros inesperados se producirán solo con perros o con algún animal inesperado ¿Pero acaso los encuentros con otras personas no suelen asustarnos también? Yo siempre pensé que si algún encuentro inesperado y peligroso podría tener con alguien, este sería con un loco. En Huancavelica, durante mi niñez, pasaba aveces que mis amigas de pronto comenzaban a gritar:


-Hay viene el locooooo ¡Corre, corre!
-¿Que pasa? - preguntaba yo contrariada.
-¡Tienes que esconderte porque sino el loco te pega!- me respondían mientras me llevaban a rastras detrás de un camión o una pared, de pronto yo veía que el loco no era otro que mi vecino, que no estaba loco sino más bien sufría de retardo mental y al que yo nunca había visto agredir a nadie.
-¡Pinga! - Nos gritaba el "loco" mientras nos descubría escondiéndonos de él.Yo me quedaba mucho tiempo pensando que podría significar esa palabra mientras mis amigas no se cansaban de decir que los locos eran malos.


En Huancavelica los que de verdad estaban locos solían andar calatos por la calle, en pleno frío se vestían con bolsas de plástico o envolturas de golosinas y por lo general eran muy renegones, se la pasaban insultando a la gente o discutiendo a gritos con "alguien". En Lima más bien, nunca me he topado con ese tipo de locos, los locos de acá son más bien silenciosos  siempre andan vestidos, solo una vez me topé con un loco bailarín, al cual nunca olvidaré por la felicidad que irradiaba. En mi ruta en dos ruedas ya tengo identificados a dos locos, ya los conozco aunque no se si ellos me conocen a mi, uno es un viejito que siempre anda dando vueltas, desubicado, desorientado gira al rededor de su eje mientras avanza agobiado por quien sabe que fantasmas, me inquieta un poco la verdad; me inquieta pensar de qué huye, qué lo persigue.


Otro es el loco de La de Lima, siempre lo veo caminando frente a dicha universidad aunque la mayoría de las veces lo veo sentado frente a "su mesa", una gran masa de concreto que parece adaptarse fácilmente a sus necesidades, ahí lo que visto comer, fumar, tomar, la verdad ya no se si es loco o vagabundo, es medio rasta y no parece huir de nada, le da igual que la gente pase a su lado mirándolo o sin mirarlo, no se hace problemas por la falta de veredas, la bulla de los carros o los montones de chiquillos que salen de la Universidad o de las academias de inglés. La verdad es que los locos con que me he topado son bastante inofensivos, todo lo contrario a algunos locos del volante, que sin necesidad de huir de alguien o andar vestidos con retazos tienen a atacar a más de un peatón o ciclista acelerando ni bien observan a los infortunados cruzar por "su camino". Y para ser sinceros alguna vez a mi me han tildado de loca ¿Cuándo? cuando intentaba girar a la derecha y tratando de ser responsable hice la seña correspondiente, que según un vídeo mexicano era elevar el brazo izquierdo sobre la cabeza, señalando hacia la derecha; estaba feliz de que por fin me saliera la bendita seña cuando escucho detrás de mi a un chofer adelantarme y gritarme: ¡LOCA!!!! yo la verdad que en ese momento no entendí que había pasado ¿Pensaba el sujeto que de verdad estaba loca y trataba de hacer malabares en la bici? tal vez, tal vez solo quería molestarme, no lo sé.


Pero la realidad no acaba ahí, la realidad abarca a muchas más personas, gitanas, vigilantes, mendigos, corredores, niños vendedores, hamburgueseras (os), anticucheras (os), ciclistas que pedalean por deporte o por salud, señoras que intentan bajar de peso en una bicicleta, viejitos que la usan para ir a comprar el pan; guachimanes arrechos ¿Qué no he visto? Felizmente hasta ahora no me encuentro con ningún choro, y ojalá que siga así porque no quiero ni imaginarme como reaccionaría.


¿Qué es lo que más disfruto? regresar a mi casa de noche, el cielo despejado me regala las pocas estrellas que se pueden ver en Lima, ya identifiqué a Venus y a Júpiter, y sin querer queriendo pude observar la conjunción de estos dos planetas, que se dio a mediados de marzo, la pude observar mucho antes de que la anunciaran en las noticias (Que para variar anuncian las cosas cuando ya es demasiado tarde). Mientras pedaleo por la Av. El Boulevard de Surco puedo escuchar el fluir del "Río Surco" y puedo sentirme en casa, en mi eterna casa (Huancavelica); puedo imaginar que estas pocas estrellas son el cielo completamente estrellado de mi tierra, y que este canal de regadío construido por la cultura Wari; que solemos creer que es un río; es verdaderamente aquel río que pasaba tan cerca de mi casa y que con su agradable sonido acompañaba mi silenciosa observación del cielo nocturno, acompañaba mis sueños elevarse en mi mente y modelar mi futuro. 


Bueno mi futuro es bastante diferente del futuro que soñé; como me imagino nos sucede a muchos; pero de noche, cuando regreso a mi casa oigo al alegre "Río Surco", veo a Venus hacia el oeste y la luna tan cerca, me siento feliz, porque creo que de alguna manera, estoy en casa.


Conjunción de Venus y Júpiter vista desde Buenos Aires
Fuente: La Vanguardia

domingo, 15 de abril de 2012

No somos unos santos

La movilidad de las personas en Lima viene siendo aquejada por un caos enorme, fruto del desorden de los sistemas de transporte y la poca visión de nuestras autoridades, que no se atreven a ver a la ciudad como un conjunto de factores e insisten en verla como un conjunto de items, es muy difícil que algún alcalde; por ejemplo, sepa siquiera cual es la diferencia entre movilidad urbana y transporte, y por ende se limiten a pensar siempre en transporte dejando de lado una serie de aspectos importantes para el buen funcionamiento de la ciudad y, si a eso le agregamos que cuando piensan en transporte ni siquiera piensan en todos los medios y sistemas de transporte urbano o en muchos casos ni siquiera saben cual es la diferencia entre medios y sistemas, y para echarle más leña al fuego, la mayoría nunca contempla todos los medios de transporte, sino que deciden limitarse a ordenar y priorizar el transporte motorizado.


Si a eso le sumamos que la cultura vial de muchos conductores y peatones y en fin, de la gran mayoría de nuestra sociedad es en el mejor de los casos básica y en la gran mayoría inexistente y digna de la más espesa jungla de cemento, pues tenemos todos los elementos para un buen sancochado muy difícil de digerir para esta sociedad que cada día zozobra en el stress, el ruido, la violencia, la inseguridad y la contaminanción.


Pero no podemos omitir lo evidente; todos somos parte de esta sociedad, cada uno de nuestros actos construye día a día la realidad que vivimos; todos estamos conectados y somos interdependientes, y tanto afecta a mi vida el conductor irresponsable como el peatón distraído, de la misma forma que el conductor responsable y es peatón atento. ¿Acaso las cosas no están tan mal como para nosotros decidir deliberadamente empeorarlas? o ¿Acaso están tan bien como para decidir que sigan su curso y no hacer nada por cambiarlas?


Como ciclista debo admitir que como todos los actores de la sociedad limeña o peruana o mundial, de la movilidad urbana del sitio en que habitamos y por el que nos desplazamos; los ciclistas no somos unos santos. Por ende no estamos exentos del problema, sino estamos inmersos en él, somos parte de él y muchas veces somos también los que generamos el problema. ¿O no? pues bueno para los incrédulos les dejo una serie de vídeos y anécdotas, (Propias y ajenas) que ilustran lo que quiero decir:


1. Si toma no... ¿Camine?.


¿Quien no recuerda esta célebre noticia de la pobre mujer (por llamarla de alguna manera) que totalmente ebria literalmente paralizó el metro de Boston? a partir de la difusión de esta noticia la frase pasó de ser, si toma no maneje a: Si toma no camine y es que era evidente que la pobre había llegado a la estación viva de milagro, porque en ese estado solo la buena suerte la pudo haber ayudado a no chocar con algún auto, peatón, animal, bache o escalón que se le presentara en el camino, para finalmente llegar sana y salva a la estación del metro y poder tranquilamente desplomarse en plena vía del tren. Para su suerte salió viva pero no se si coleando de tanto golpe que se mandó.


Si no puedes ver el video dale click Aquí

Está claro que la susodicha ponía en grave peligro su vida al desplazarse en ese estado por la ciudad pero ¿Acaso no también ponía en peligro la vida de la gente que se cruzaba en su camino? sin ir más lejos el stress que pasaron los pobres viejitos que la ayudaron a salir con vida de aquel trance, imaginen todas las pericias de los infortunados conductores automovilísticos para evitar atropellarla, siendo que la pobre no podía siquiera caminar en línea recta. Queda entonces para el libro de todo transeúnte: Si toma no camine.


¿Pero acaso esa premisa no se aplica también a los ciclistas? pues por supuesto que si; me permitiré contarles lo que le pasó a mi amigo M, el solía desplazarse en bicicleta a todos lados, no habían fronteras ni distancias demasiado largas para él. Un día, ya llegando a su casa se encontró con el que me imagino era un amigo entrañable y decidieron tomarse unas chelitas en casa del amigo, que a decir verdad no estaba tan lejos de la casa de M. Tragos van, tragos vienen, pero M no se detiene y a cierta hora decide irse a su casa a descansar, se sube a su bicicleta y entre la tranquilidad de la madrugada y el efecto de los tragos, llevó a cabo toda una hazaña ciclística: Manejar dormido; nadie sabe cuanto duró tamaña hazaña, solo quedó entre M y el guachimán el recuerdo imborrable de como acabó. M no sabe si lo que lo despertó fue el golpe de la brutal caída o las carcajadas incontenibles del guachimán, evidentemente manejando dormido no se podía llegar muy lejos, y felizmente cayo al piso antes de chocar con un auto o empotrarse en alguna reja.


Si no puedes ver el video dale click Aquí

¿Moraleja? bebamos responsablemente, ya sea que manejemos, caminemos o pedaleemos, no hay excusa para ponernos en peligro y mucho menos para poner en peligro a los demás.


2. Se le vaciaron los frenos..... a la Bicicleta.


Se habla constantemente de los accidentes causados por la poca o nula cultura de la prevención tanto de peatones como de conductores, sobre todo ahora con todo este lío de las revisiones técnicas y la antigüedad de nuestro parque automotor. ¿Pero acaso las bicicletas no necesitan también mantenimiento? En el Reglamento Nacional de Transito, no te dicen nada acerca de llevar casco o ceder el paso a los transeúntes o si podemos subir a la vereda o no; pero si nos dicen que tenemos que tener los frenos de nuestra bicicleta en buen estado. Considerándolo ahora creo que es parte de la cultura de prevención, se preguntan ¿Por que hago la aclaración de ahora? Pues bien  debo confesar que he obrado mal, por mi culpa, por mi culpa por mi gran culpa. Eran los tiempos en los que usaba la antigua bicicleta, que cada día estaba peor, había llegado a un punto en que me dijeron que no le podían arreglar el freno porque era un sistema muy antiguo y al parecer en la última revisión le habían perdido una pieza necesaria para que funcione bien. Me ofrecieron ponerle un freno a contra pedal pero ni loca acepté, nunca me he acostumbrado a esos frenos y en el trébol si que necesitaba frenar todo el tiempo, decidí que simplemente le acortaran el cable lo más posible, pero el resultado fue peor de lo esperado, prácticamente no volvió a funcionar, era el freno de adelante, pero el de atrás si funcionaba perfectamente, así que dije, bueno, si el de atrás funciona no hay ningún problema, y en realidad no hubo ningún problema hasta el día en que me desplazaba de regreso a mi casa por la Av. Caballini, y escuché mi celular timbrar, decidí que podía contestar el celular mientras me ponía a un costado de la vía y frenaba, así que contesté con la mano derecha y me dispuse a frenar con la izquierda pero ¡Oh sorpresa! la bicicleta nunca frenó y me terminé chocando con el sardinel de un jardín, haciendo tanto ruido que un conductor salió asustado de su vehículo estacionado para ver si me había hecho daño, felizmente lo único que salió gravemente herido fue mi orgullo ¿Qué había pasado? pues frené con la mano que activaba el freno malogrado, me había acostumbrado tanto a frenar con las dos manos y que la bici siempre respondiera bien, que ya no era consciente de que el freno de adelante no funcionaba.


Algo similar le pasó a mi amigo J aunque no del todo igual, él tenía el mismo problema con el freno, el de adelante no funcionaba, sabe Dios por cuanto tiempo que ya se había acostumbrado a que no frenara, hasta que decidió cambiarlo. Un día iba manejando muy rápido por la ciclovía y algo lo hizo apretar el freno de adelante, que según él no funcionaba, como dije antes ¡Oh sorpresa! el freno funcionó perfectamente, y producto de la brusca frenada salió volando y cayó pesadamente en medio de la ciclovía, ¿Los resultados? pueden verlos en las fotos que el mismo me mandó:


Brazo enyesado y pie hinchado, fotos proporcionadas por J 
(J, si quieres que ponga tu nombre avísame no más jajajaj )

3. Conductor, no use el celular mientras maneja.


Hemos escuchado hasta la saciedad sobre por qué los conductores no deben usar teléfono celular mientras manejan, incluso he visto un reporte sobre lo peligroso que resulta hablar por celular en un grifo o una estación de servicio, y después de los que les conté lineas arriba la verdad es que yo nunca he vuelto a contestar llamadas hasta que no haya frenado y no me haya estacionado en un lugar seguro; incluso mis familiares y amigos saben que en determinadas horas no deben llamarme pues es muy probable que no conteste porque estoy manejando. Pero créanlo o no, he visto no solo a conductores cometer imprudencias por conversar por celular mientras manejan,  he visto a un chico cruzar la Av. San Borja Norte manejando su bicicleta mientras hablaba por un celular que sostenía con la mano izquierda, bueno dije, será un ratito, será algo urgente, será estrictamente necesario... Ambos continuamos por la ciclovía de la Av. el Bosque, y el susodicho seguía hablando por celular; y siguió así hasta de por fin lo perdí de vista, el cruzar la Av. San Borja Sur, es decir, al menos 5 minutos así ¿Era una emergencia? ¿Era necesario? ¿Era seguro? ¿Era responsable? yo creo que no.


Fuente: Derecho Penal


Es más yo voy más allá, y tal vez les parezca retrógrada o anticuada, pero creo que la gente no debería ni caminar, ni montar bici ni conducir un vehículo motorizado con los audífonos o hands free colocados ¿Por que?, pues muy simple, porque disminuyen su capacidad de alerta y concentración, en mi caso, yo me guío mucho de los sonidos para manejar de manera segura, puedo escuchar cuando otro ciclista está detrás mío y me quiere adelantar, cuando hay un corredor cerca, o cuando un auto viene detrás mio hasta a una cuadra de distancia o al cruzar una esquina, sobre todo de día, mis oídos captan si hay autos en las cercanías ajenas a mi campo visual. Mi bici está bien equipada, cuenta con luces, reflectores y timbre,  me imaginaba que con eso sería suficiente para avisar a los peatones distraídos de mi presencia pero no, los que se dan cuenta de mi presencia por las luces, son los que están muy atentos a lo que pasa a su alrededor, nunca usan audífonos, así no vean la luz y la luz les caiga en la espalda, su nivel de concentración es tal que podría decirse que intuyen que algo sucede y voltean, al verme se hacen a un lado sin molestarse; cuando van conversando y no se percatan de la luz, el timbre suele ser suficiente para que volteen y tomen sus precauciones, de no ser así bajo la velocidad y pido permiso máximo dos veces, no porque yo vaya muy rápido y quiera pasar por encima de ellos, sino por simple acto de prevención. Pero con una persona con los audífonos puestos, tenga yo todas las luces prendidas, toque el timbre, le pida permiso, le haga señas, vaya en trayectoria directa de colisión, nada es suficiente para que se den cuenta de lo que pasa a su alrededor, alguna vez he tenido que esquivar violentamente a alguno que de improviso cruzó delante mío sin poder evitar golpearlo en el brazo con el timón. Ustedes dirán: Que irresponsable eres Ale, ¡al peatón se le respeta! y yo digo, si, tienen toda la razón, debo ser más cuidadosa. Pero luego me mato de risa cuando veo un par de peatones distraídos chocar frontalemente en medio de la pista donde no hay más peatones que ellos, no hay ciclistas, no hay carros, no hay nadie más que ellos y sus audífonos por supuesto. Y es que es verdad, no es solo porque yo lo diga o yo lo crea, los audífonos no nos permiten concentrarnos en lo que hacemos y nos asilan de los sonidos del ambiente, nos abstraen de la realidad, nos ponen en desventaja frente a cualquier peligro y nos hacen poner en peligro a los demás, ya sea que conduzcamos, manejemos bicicleta o patineta o camineos o patinemos. 


Y ni siquiera hablemos de las graves consecuencias de enviar mensajes de texto mientras nos desplazamos por la ciudad, anoche me crucé con un ciclista enviando mensajes de texto mientras manejaba su bici por la Av. Las Palmeras, felizmente le toqué el timbre porque sino se podía haber chocado conmigo, a pesar de que yo estaba estacionada esperando para cruzar. Yo creo que eso es igual o peor que manejar dormido, si hasta caminar mandando mensajes de texto puede tener nefastas consecuencias, ¡Imagínense lo que le podría pasar a un ciclista!



Si no puedes ver el video dale click Aquí
4 ¡Cuidado! peatones imprudentes.


Y hablando de que a los peatones se les respeta, pues si, he de reconocer que muchas veces he renegado de ellos, muchas veces he querido que desaparezcan, muchas veces he estado a punto de atropellarlos cuando cruzan de improviso y sin fijarse, cuando repentinamente cambian de rumbo, cuando cruzan con el semáforo en rojo o corren con el semáforo en ámbar, cuando suben las rampas del trébol leyendo el periódico, o bajan corriendo y haciendo zig zag, alguna vez hasta le dije a una chia: !Señorita, tenga cuidado!, ¡Hace rato que esta que se me cruza y yo hago malabares para no atropellarla!


Fuente: Fotolog


Y es que si pues, muchas veces los peatones no tienen ni idea de cultura vial, pero me guste o no esta es nuestra realidad, esta es mi realidad, y no va a mejorar si yo ando atropellando o golpeando peatones a diestra y siniestra, no va a mejorar así les diga que tengan cuidado o les pida permiso, la única que puede hacer algo para mejorarla soy yo, y lo único que puedo hacer es extremar cuidados, extremar mi sentido de alerta, cultivar en mi la cultura de la prevención, y al fin y al cabo, predicar con el ejemplo.


5. Maneje a la defensiva.


Y en la misma linea de cultivar la cultura de la prevención va esta última reflexión, ¿Qué nos cuesta desacelerar en las esquinas? ¿Qué nos cuesta observar las direccionales de los autos? y así las miremos y estas no se manifiesten ¿Qué nos cuesta observar a los carros?, ¿Qué nos cuesta bajar la velocidad cuando vemos a un peatón distraído? ¿Qué nos cuesta esperar la luz verde del semáforo y respetar la luz roja a sí no pase ningún carro? Dicho sea de paso mi último amago de choque se produjo con otro ciclista, que, a pesar de que todos los carros estaban parados a su alrededor, quiso pasarse la luz roja justo cuando yo cruzaba, ¿Qué le cuesta respetar la ley?  y ¿Qué me cuesta a mi aceptar que siempre habrá alguien; peatón, ciclista o automovilista; que no la quiera respetar y por lo tanto estar preparada y atenta para cualquier eventualidad?


Pues la verdad yo creo que estas y otras prácticas no nos cuestan nada, lo único que nos cuestan es voluntad para sembrar en cada uno de nosotros una cultura de la prevención, a través de un ejercicio consciente de nuestro derecho al libre tránsito y de la responsabilidad de aceptar que no nos desenvolvemos en una realidad perfecta, sino que está en nuestras manos hacerla cada día mejor siendo nosotros mismos mejores. Ojo, cambiar nuestra realidad está en nuestras manos, no en las manos de los demás.

lunes, 9 de abril de 2012

Una chica en bicicleta

En tiempos en que se habla de la inclusión y la igualdad de género, en que se evalúa la incursión de las mujeres en el mercado laboral, la equidad en oportunidades laborales y económicas, en que salen a la calle mujeres protestando para ser respetadas y elevarse por encima de la categoría de objeto sexual cabe preguntarse ¿Estamos en igualdad de condiciones las y los ciclistas? ¿Podemos decir que nuestra experiencia de una vida en dos ruedas es igual?


"Mujer al volante, peligro constante"; reza el conocido refrán que hasta ahora muchos representantes del género masculino siguen recordando y repitiéndonos, aunque no de la misma forma. La bendita frasecita ha cambiado adaptándose al medio en que vivimos, y se ha transformado en ¡Oe causa manejas como flaca! o ¿te chocó una flaca?  Seguro estaba limándose las uñas! Seamos sinceros los prejuicios acerca del rol de la mujer en las pistas aún sobreviven en nuestro inconsciente y aunque en mucha menor medida incluso se aplican a las ciclistas.


Recuerdo que cuando aún estaba evaluando ir al trabajo en bicicleta y mi jefe inmediato todavía insistía en que los dos vendríamos juntos en bicicleta; estábamos viendo que rutas nos convenían y cómo podríamos hacer para cruzar Evitamiento sin problemas; de pronto recordamos que una vez, hace muchos años, el Director de el estudio de arquitectura había anunciado con bombos y platillos que vendría a trabajar todos los días en bicicleta, al lunes siguiente apareció el arquitecto sudado, cansado, herido y magullado; juró nunca más volver a intentarlo y no lo volvimos a ver en bici nunca más. Como el ya tenía experiencia (Al menos más que nosotros), nos atrevimos a preguntarle:


-Arquitecto ¿Que ruta cree que sea la mejor para venir en bicicleta?
-¡Ninguna! si esa vez que vine en bicicleta llegué sudando; ¡Pero no de cansancio ah! sudaba de miedo por tanto salvaje que maneja carros. !Y eso que yo manejo bien! ¡No soy una tía!.


Aunque siendo sinceros; en un medio de transporte tan discriminado como la bicicleta, que seas hombre o mujer no hace tanta diferencia; la verdad es que he encontrado más discriminación fuera de las pistas que dentro de ellas.


Eso si, la idea de que la mujer es un simple objeto sexual para deleite del género masculino se ve enormemente potenciada cuando el susodicho objeto se desplaza en bicicleta. He encontrado un par de explicaciones a este tema y el hecho de que entienda el factor desencadenante me ayuda a poder hacer oídos sordos a los consabidos silbidos y los sonoros besos volados,  a tomar con humor frases al aire como ¡Llévameeee! o ¡Uy mami, que bueno, vas a sacar piernas, dale, dale, dale!!! (Mientras yo sufría por subir una de las rampas del Trébol de Monterrico) o a no responder y no agriarme el día cuando escucho un grotesco ¡Móntame a mi! o su equivalente ¡Quisiera ser asientoooo! o en el peor de los casos, a olvidar ad quod momentum frases mucho más subidas de tono.


Mientras sean solo frases y riuiditos varios; puedo dejarlos en el camino y seguir mi ruta. El problema es cuando los susodichos especímenes de género masculino se lo toman más en serio y prefieren pasar del dicho al hecho, y creyendo que sus "bromas" no son más que palomilladas ponen en peligro mi vida al intentar meterme la mano; o simplemente al acercar el auto (tanto que me cuesta mantener el equilibrio) solo para asegurarse de que pueda escuchar sus delicadas y galantes palabras. O cuando creen que porque son carnavales le pueden tirar globazos llenos de agua a cuanta fémina ose cruzarse en su camino, no importa si la conoces o no, si va a pie o en bicicleta, ¿Se han puesto a pensar que pasa si el proyectil le cae a la chica en la cara o la cabeza? Noticia chicos: No solo se moja, puede perder el equilibrio y matarse, sobre todo si está desplazándose por una vía de alto tránsito.


Otro punto a considerar sobre la experiencia femenina en una bicicleta es la ropa, que al parecer tiene especial relevancia, pero no necesariamente para la ciclista; sino para el medio en que se desarrolla. Conversando con una amiga ella me comentaba que en un estudio que se hizo sobre la viabilidad de las ciclovías, se le consultó a los conductores de transporte público qué opinaban del transporte ciclístico y la respuesta de alguno de ellos fue la siguiente: No deberían circular por la pista, sobre todo las mujeres ¿Por que? Pues porque usan ropa ciclística y distraen a los conductores, puediendo causar accidentes.


Remitiéndome a un estudio que hizo el FONAM, resulta que las mujeres reportaban que el principal problema para atreverse a usar la bicicleta como medio de transporte era que en sus trabajos les exigían que usaran falda y tacos, y si no falda, al menos tacos.


Eso si, he comprobado que la bicicleta es una gran herramienta para incrementar mi círculo social, desde que la uso no son pocos los chicos que se han atrevido a hacerme el habla (Siempre chicos) ciclistas, motociclistas y peatones, con algunos de ellos sigo manteniendo contacto, otros simplemente quedaron en el camino. Presizamente uno de ellos, Juanma me comentó sobre un artículo en el que se afirmaba que la bicicleta había contribuido sobre manera a la liberación femenina.


Yo solo puedo compartirles mi experiencia, que aunque no puedo asegurar que es la experiencia de todas las chicas,  me aventuro a pensar que no es la experiencia de ningún chico ¿Acaso algún chico en bicicleta se ha tenido que parar a pensar alguna vez en como "debe" vestirse? ¿Acaso a ellos las chicas más avezadas les han gritado "piropos" de todo calibre? No lo se chicos, lo único que se es que lo que les voy a contar ahora de ninguna manera lo han experimentado, y queda únicamente en el campo de lo femenino.


¿Que chica no se siente incómoda durante esos 7 días negros? ¿Qué chica no se ha despertado un día con dolores en los ovarios, el útero, las caderas, la cabeza, la piel, el cuerpo en su totalidad? ¿Que chica no ha descubierto que durante esos días el cuerpo se le hincha porque retiene líquidos? ¿Quien no anda como en sueños porque la noche anterior no pudo dormir bien por culpa de su cuerpo? o que de tanto trastorno hormonal empezó una migraña que dura 3 días seguidos. Díganme chicas ¿esos días pueden manejar? yo creía que si, que si ajustaba una cosita por acá y otra cosita por allá manejar era tan fácil como cualquier día. Pero hace poco preferí dejar la bicicleta por un par de días; ¿Por que? pues andaba tan concentrada en mi dolor generalizado; que no podía concentrarme plenamente en la bicicleta, de pronto regresé al mundo 5 metros antes de chocar frontalmente con un taxista que no tenía ninguna intensión de desacelerar, frenar, o simplemente moverse para hacerme un campito en una vía de un solo sentido que no tenía ni veredas a las cuales me pudiera trepar, pero si 2 carriles por los que él se podía desplazar. Ese día decidí que mientras durara la migraña no me subiría a la bici y así lo hice; ese día si que llegué de decir ¡Hubiera nacido hombre!.


Ese día recordé que si pues, somos diferentes, hombres y mujeres no podemos pretender que nuestras diferencias físicas no existen, o que si existen no van a condicionar para nada nuestro desenvolvimiento en el mundo. Pero también entendí que ya pues somos diferentes pero no tanto, no podemos hacer diferencias donde no las hay; me explico ¿Por que a una mujer le tienen que exigir usar tacos en el trabajo y a un hombre no? ¿Por que la mujer se tiene que vestir recatada al momento de usar su bici para evitar ir por allí despertando pasiones; y encima si no lo hace que no se queje de que le falten el respeto? ¿Acaso estos hombres calenturientos no son suficientemente adultos como para controlarse? ¿Por que no puede una mujer manejar bicicleta tan bien como un hombre? y si puede ¿Porque algunos hombres siguen pensando que solo las tías manejan mal?


Dicho sea de paso una vez conversando con un taxista este me confesó que el nunca podría manejar bicicleta porque no sabía girar a la izquierda; siempre terminaba cayéndose. En mi caso yo no puedo manejar sin manos, pero ¿Eso me hace mejor que el taxista? ¿Acaso el está condenado a nunca aprender? y si lo estuviera ¿Podría yo generalizar y decir que los taxistas no saben manejar bicicleta? No pues. Me resisto a crear diferencias donde no existen; pero sobre todo me resisto de dejarme aplastar; o siquiera arruinar un momento del día; por las diferencias que otros han creado y que esos otros pregonan, que esos otros construyen o tejen; para encerrarse dentro de ellas y pretender encerrarnos a todos en el mismo saco. He de subirme a mi bici, ser libre, ser feliz y procurar no caer en la tentación de sentir o creer que los que inventan diferencias tienen al menos un poquito de razón.


Mujer en bicicleta

jueves, 5 de abril de 2012

Una semana

Durante este tiempo casi no había podido usar la bicicleta, al menos no tanto como quería, ¿La razón? Pues mi publicitada "Chamba prometida" me hizo renunciar a la antigua, con la promesa de empezar cuanto antes, pero todo salió al revés. Ni bien renuncié, comenzaron a darme largas en "la Chamba Prometida", al parecer toda el área en la que iba a trabajar entró repentinamente en un proceso de reestructuración, y mi contrato empezó a demorar una semana, dos, tres... Dos meses estuve sin trabajar hasta que por fin me llamaron de un antiguo trabajo y acepté sin remilgos; para cuando me llamaron de "La Chamba Prometida" ya me había comprometido en otra cosa.


Es así que, en plan de ahorrar para la boda trataba se salir lo menos posible, claro que las pocas salidas que hacía las hacía en bici en lo posible, pero igual no había tenido una practica constante, si a eso le sumas los 2 meses que estuve esperando por la llegada de la bici podrás imaginarte perfectamente como es que a finales del año pasado estaba completamente fuera de forma y descubriendo con horror lo que un año de mala alimentación y casi nada de ejercicio le pueden hacer a mi cuerpo, encima me imaginaba como me quedaría el vestido de novia con mi rellenito cuerpo.


Estando sin chamba había retomado la danza, yendo y volviendo en bici subí 1 kg pero bajé considerablemente los rollitos en 1 mes. Ese lunes empezaba en mi nueva chamba y decidí ir en bici, es más decidí que ya que estaba más cerca de mi casa que la anterior, iría todos los días en bici, dos días a la semana iría a la danza después de trabajar, todo en bici. Llegó la hora de salir y completamente equipada emprendí la macha, al principio todo bien, de regreso me desoriente un poco, eso sumado a que salí un poco tarde del trabajo me hizo llegar 10 minutos tarde a la danza. ¿Cuál es el problema? que no pude hacer un buen estiramiento; cuando manejas bicicleta, se te contraen los músculos todo lo contrario de la danza, Con el trabajo físico aprendes a tomar conciencia de tu cuerpo y notas al instante como tus músculos se rehusan a estirarse, si no haces un buen estiramiento te puedes lesionar o como mínimo tener algún tipo de dificultad en los saltos los splits o medios splits, entre otros. (Sobre todo si por naturaleza no eres nada flexible, como es mi caso). La clase resultó más que exigente y el hambre empezó a atormentarme desde muy temprano. Pedalear los 3 km que me separaban de mi casa fue toda una proeza para mi debilitado cuerpo.


Al despertar el martes, no quería volver a subirme a la bici, tuve que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad y animarme con la idea de que era de bajada el trayecto a la oficina y podría descansar mi cuerpo durante todo el día. lo bueno vino en la noche; con mi novio queríamos ver una película pero empezaba muy temprano como para darme tiempo de llegar a mi casa y bañarme, salí del trabajo a la mayor velocidad que pude; los efectos de la subida se hicieron sentir en los 10 primeros minutos, alcancé una buena velocidad y pude estar lista a tiempo, pero mis pobres piernas estaban literalmente destrozadas, encima fuimos al Molina Plaza, y en lugar de ir por el ascensor fuimos por las inmensas escaleras, no se como pude llegar viva hasta la sala de proyección pues esas escaleras subirían casi 10 metros de altura. A la salida fue inevitable pecar y comerme una hamburguesa, que era lo único que se le antojaba a mi novio y el único lugar abierto a esa hora. Llegué a mi casa casi sin ser capaz de dar un último paso para poder llegar a mi cama.


El miércoles ya casi me abandonaba la voluntad, incluso empecé a pensar que tenía que descansar un día a la semana, sería mi día del transporte público, es más podrían ser los miércoles, o jueves o viernes. Pero de pronto surgió dentro de mi esa voz que me decía: Oye ¿desde hace cuanto tiempo estas con la idea de ir a trabajar en bicicleta? hasta ahora nunca habías superado la meta de los 2 días seguidos (lo máximo que logré fueron 3 días a la semana), esta es tu oportunidad de superarla, 3 días seguidos, es más ya es hora de que puedas ir a trabajar SIEMPRE en bicicleta. Empaqué mi ropa de la danza en el Tour Bag, inflé las llantas de mi bici, que estaban bajas, y emprendí la pedaleada.


El jueves sería todo un reto, había quedado con unos amigos en tomarnos un café en el Sarcletti de San Borja a las 7:30 de la noche. reanimada por el reto de completar la semana ni me pregunté que haría con la bicicleta mientras tomaba el café y emprendí la marcha, llegue al trabajo cansada pero feliz, pensaba que al fin y al cabo en la noche seríamos varios y en confianza podría plegar la bici y ponerla a un costado de la mesa; no contaba con la seriedad de los peruanos, a eso de las 5 pm, uno a uno comenzaron a avisar que o no irían o llegarían tarde; solo mi novio no se había manifestado, asumí que también llegaría tarde y me planifiqué para llegar a las 7:45 pm. Emprendí la marcha y llegué al café, buscando con la mirada a alguien conocido mientras seguía avanzando en la bici, la verdad no me sorprendió no encontrar a nadie, al menos no tanto como que se me acercara el vigilante y me preguntara si deseaba estacionarme, y al decirle yo que si me respondiera sonriente: Tenemos estacionamiento para bicicletas, pero ¿trajo su candado? - resignada le dije que no, mi idea nunca fue candarla sino plegarla - El señor sin perder la sonrisa me dijo que no había problema que él podía guardármela dentro del área de servicio, a lo que accedí sin tanta oposición. A estas alturas no se que me sorprendía más; si la actitud afable del vigilante o mi franca ingenuidad o mi exceso de buena fe. Dejé que el señor guardara mi bici y solamente saqué la bolsita donde guardo el casco y los guantes, me senté a esperar a mis amigos y después del café encontré con que mi bici estaba en perfecto estado. Animada por tanta maravilla decidí ir más allá, eran más de las 10 pm, a esa hora ni loca paso el trébol en bici,pero no quería ir en taxi, quería probar la versatilidad de la bici plegable así que con mi novio plegamos la bici y nos subimos a la Daewoo ante la mirada atónita de los pasajeros, allí no tuvimos mayor problema que es tamaño de la bici, por suerte el carro no estaba lleno y todo nos salió bien; con lo que esa noche fue genial para mi.


La Daewoo  o  Consorcio, ahí me dejan subir con la bici, al menos cuando
no está lleno el bus es posible, y no molesta para nada a los pasajeros sentados.


El viernes, se me pasó volando, aunque la vuelta a casa mi cuerpo la sintió en cada célula el triple de lo que me costó el lunes, regresé feliz, porque había podido cumplir mi meta, ir todos los días de la primera semana de trabajo en bici a la chamba, no gasté en pasajes más que el S/. 1.20 que me costó el pasaje de la Daewoo, el tiempo en ida lo logré hacer en 45 minutos y el de regreso en 55; no está mal, solo espero que la siguiente semana sea igual de exitosa; pero sobre todo espero que de aquí a algún tiempo logre hacer de la bici un hábito tan natural como caminar.