jueves, 5 de abril de 2012

Una semana

Durante este tiempo casi no había podido usar la bicicleta, al menos no tanto como quería, ¿La razón? Pues mi publicitada "Chamba prometida" me hizo renunciar a la antigua, con la promesa de empezar cuanto antes, pero todo salió al revés. Ni bien renuncié, comenzaron a darme largas en "la Chamba Prometida", al parecer toda el área en la que iba a trabajar entró repentinamente en un proceso de reestructuración, y mi contrato empezó a demorar una semana, dos, tres... Dos meses estuve sin trabajar hasta que por fin me llamaron de un antiguo trabajo y acepté sin remilgos; para cuando me llamaron de "La Chamba Prometida" ya me había comprometido en otra cosa.


Es así que, en plan de ahorrar para la boda trataba se salir lo menos posible, claro que las pocas salidas que hacía las hacía en bici en lo posible, pero igual no había tenido una practica constante, si a eso le sumas los 2 meses que estuve esperando por la llegada de la bici podrás imaginarte perfectamente como es que a finales del año pasado estaba completamente fuera de forma y descubriendo con horror lo que un año de mala alimentación y casi nada de ejercicio le pueden hacer a mi cuerpo, encima me imaginaba como me quedaría el vestido de novia con mi rellenito cuerpo.


Estando sin chamba había retomado la danza, yendo y volviendo en bici subí 1 kg pero bajé considerablemente los rollitos en 1 mes. Ese lunes empezaba en mi nueva chamba y decidí ir en bici, es más decidí que ya que estaba más cerca de mi casa que la anterior, iría todos los días en bici, dos días a la semana iría a la danza después de trabajar, todo en bici. Llegó la hora de salir y completamente equipada emprendí la macha, al principio todo bien, de regreso me desoriente un poco, eso sumado a que salí un poco tarde del trabajo me hizo llegar 10 minutos tarde a la danza. ¿Cuál es el problema? que no pude hacer un buen estiramiento; cuando manejas bicicleta, se te contraen los músculos todo lo contrario de la danza, Con el trabajo físico aprendes a tomar conciencia de tu cuerpo y notas al instante como tus músculos se rehusan a estirarse, si no haces un buen estiramiento te puedes lesionar o como mínimo tener algún tipo de dificultad en los saltos los splits o medios splits, entre otros. (Sobre todo si por naturaleza no eres nada flexible, como es mi caso). La clase resultó más que exigente y el hambre empezó a atormentarme desde muy temprano. Pedalear los 3 km que me separaban de mi casa fue toda una proeza para mi debilitado cuerpo.


Al despertar el martes, no quería volver a subirme a la bici, tuve que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad y animarme con la idea de que era de bajada el trayecto a la oficina y podría descansar mi cuerpo durante todo el día. lo bueno vino en la noche; con mi novio queríamos ver una película pero empezaba muy temprano como para darme tiempo de llegar a mi casa y bañarme, salí del trabajo a la mayor velocidad que pude; los efectos de la subida se hicieron sentir en los 10 primeros minutos, alcancé una buena velocidad y pude estar lista a tiempo, pero mis pobres piernas estaban literalmente destrozadas, encima fuimos al Molina Plaza, y en lugar de ir por el ascensor fuimos por las inmensas escaleras, no se como pude llegar viva hasta la sala de proyección pues esas escaleras subirían casi 10 metros de altura. A la salida fue inevitable pecar y comerme una hamburguesa, que era lo único que se le antojaba a mi novio y el único lugar abierto a esa hora. Llegué a mi casa casi sin ser capaz de dar un último paso para poder llegar a mi cama.


El miércoles ya casi me abandonaba la voluntad, incluso empecé a pensar que tenía que descansar un día a la semana, sería mi día del transporte público, es más podrían ser los miércoles, o jueves o viernes. Pero de pronto surgió dentro de mi esa voz que me decía: Oye ¿desde hace cuanto tiempo estas con la idea de ir a trabajar en bicicleta? hasta ahora nunca habías superado la meta de los 2 días seguidos (lo máximo que logré fueron 3 días a la semana), esta es tu oportunidad de superarla, 3 días seguidos, es más ya es hora de que puedas ir a trabajar SIEMPRE en bicicleta. Empaqué mi ropa de la danza en el Tour Bag, inflé las llantas de mi bici, que estaban bajas, y emprendí la pedaleada.


El jueves sería todo un reto, había quedado con unos amigos en tomarnos un café en el Sarcletti de San Borja a las 7:30 de la noche. reanimada por el reto de completar la semana ni me pregunté que haría con la bicicleta mientras tomaba el café y emprendí la marcha, llegue al trabajo cansada pero feliz, pensaba que al fin y al cabo en la noche seríamos varios y en confianza podría plegar la bici y ponerla a un costado de la mesa; no contaba con la seriedad de los peruanos, a eso de las 5 pm, uno a uno comenzaron a avisar que o no irían o llegarían tarde; solo mi novio no se había manifestado, asumí que también llegaría tarde y me planifiqué para llegar a las 7:45 pm. Emprendí la marcha y llegué al café, buscando con la mirada a alguien conocido mientras seguía avanzando en la bici, la verdad no me sorprendió no encontrar a nadie, al menos no tanto como que se me acercara el vigilante y me preguntara si deseaba estacionarme, y al decirle yo que si me respondiera sonriente: Tenemos estacionamiento para bicicletas, pero ¿trajo su candado? - resignada le dije que no, mi idea nunca fue candarla sino plegarla - El señor sin perder la sonrisa me dijo que no había problema que él podía guardármela dentro del área de servicio, a lo que accedí sin tanta oposición. A estas alturas no se que me sorprendía más; si la actitud afable del vigilante o mi franca ingenuidad o mi exceso de buena fe. Dejé que el señor guardara mi bici y solamente saqué la bolsita donde guardo el casco y los guantes, me senté a esperar a mis amigos y después del café encontré con que mi bici estaba en perfecto estado. Animada por tanta maravilla decidí ir más allá, eran más de las 10 pm, a esa hora ni loca paso el trébol en bici,pero no quería ir en taxi, quería probar la versatilidad de la bici plegable así que con mi novio plegamos la bici y nos subimos a la Daewoo ante la mirada atónita de los pasajeros, allí no tuvimos mayor problema que es tamaño de la bici, por suerte el carro no estaba lleno y todo nos salió bien; con lo que esa noche fue genial para mi.


La Daewoo  o  Consorcio, ahí me dejan subir con la bici, al menos cuando
no está lleno el bus es posible, y no molesta para nada a los pasajeros sentados.


El viernes, se me pasó volando, aunque la vuelta a casa mi cuerpo la sintió en cada célula el triple de lo que me costó el lunes, regresé feliz, porque había podido cumplir mi meta, ir todos los días de la primera semana de trabajo en bici a la chamba, no gasté en pasajes más que el S/. 1.20 que me costó el pasaje de la Daewoo, el tiempo en ida lo logré hacer en 45 minutos y el de regreso en 55; no está mal, solo espero que la siguiente semana sea igual de exitosa; pero sobre todo espero que de aquí a algún tiempo logre hacer de la bici un hábito tan natural como caminar.

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